Capítulo 21.

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“Diciembre, diez años antes.

—¿Por qué estás triste?—El pequeño de orbes azulados quién acababa de hablar, se sentó a su lado en aquel césped verdoso, era la primera vez que lo veía en aquel cementerio, el castaño creía haber venido diario más nunca antes lo había visto.—, ¿tú también te quedaste solito?

—Lárgate, no me gusta que me interrumpan cuando estoy hablando con mi mamá.—Le respondió indiferente, frunciendo el ceño con el desviar de sus orbes mirando al niño bajito de mejillas sonrojadas, este abrazaba fuertemente un osito de peluche, se encontraba abrigado en demasía e inevitablemente el castañito pensó que esa gorra de pompones en tono morado era ridícula.

—¿También perdiste a tu mami? yo perdí a mis dos papis, me quedé solito.— Continuó el más pequeño como si no hubiese oído el echar del otro.— Ahora no tengo a nadie, pero mi hyung me cuida de mientras conseguimos un hogar donde nos quieran. ¿Tú tienes a alguien en tu vida?

—A mi padre y mis hermanos.— Respondió cortante sin mucho interés, levantándose dispuesto a irse cuándo sintió aquella débil manito sosteniéndolo de su típico saco del colegio, porqué si, se escapaba de sus clases diariamente con el único propósito de ir allí, su papá no quería llevarlo nunca, nadie visitaba la tumba de su madre, solo él.

—Sé que estás triste, yo también lo estoy. Vengo siempre que puedo aquí en busca de dónde están mis papitos y jamás los encuentro,— Murmuró el pelinegro, un puchero evidente se formó en sus belfos regordetes e inevitablemente el mayor lo miró.— no sé dónde están, pero de todos modos visito cada que puedo este lugar esperando encontrarlos.

—¿No sabes leer a caso? al menos deberías saber el nombre de tus padres para encontrarlos.— Respondió desganado el castaño, soltándose del agarre optando por encarar al más pequeño.

—No recuerdo sus nombres, no me acuerdo de nada de antes de perderlos, hyung sabe cómo se llaman pero no me quiere decir.

—Ya veo, pues espero y lo recuerdes así por lo menos si contraes una pulmonía en pleno invierno por venir aquí, sea justificado con algo.— Exclamó frunciendo su ceño, ese día era horrendo para él.— Debo irme, hoy es un día aparentemente importante.

—¿Qué es hoy, hyungie?—Preguntó curioso el ojiazul apretando fuertemente el peluche contra su pecho.

—Mi cumpleaños.

—¡Oh no!—No supo por qué, pero aquel chillido entre emocionado y preocupado del más pequeño al castaño le resultó tierno.—, te prometo que a la próxima te traeré un regalito o mejor, ten— Susurró extendiéndole su oso y aunque el mayor quiso negarse a tomarlo, el pelinegro le hizo sostenerlo entre sus manos dejándoselo. —, para que me creas que te traeré algo, tú te quedarás con Blue hasta que nos volvamos a ver y yo te entregue un regalo ¿promesa?—Preguntó extendiendo su dedo meñique.

—Promesa, niño tonto.

—¡No soy niño tonto, soy Jungkook!—Chilló el más bajito aún así contento por el juntar de sus deditos con el contrario.

—Soy Taehyung.

—Entonces, Taetae, nos veremos el próximo lunes, pase lo que pase, de ahora en adelante siempre estaré para ti y vendré a verte, lo prometo, siempre siempre estaré para ti, hyungie, pero ahora tengo que irme ¿si?—Sonrió inocente, emocionado, Taehyung lo creyó.—.Adiós, Taetae, adiós.— Exclamó el pelinegro antes de salir corriendo quién sabe a dónde, dejándolo allí sonriendo levemente y apretando aquel peluche contra su pecho sin entender por qué.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now