Capítulo 19.

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Era una enorme casona Jimin tenía razón, Jungkook parecía tan emocionado que le fue imposible contenerse, con el sol golpeteando el horizonte pretendiendo salir en sus primeros colores y la temperatura ascendiendo lentamente, el menor salió disparado del coche corriendo en dirección a la fachada de madera y concreto esbozando una inocente sonrisa emocionada.

Taehyung lo miró, silencioso, analítico, luciendo en cierto punto divertido por el ansioso comportamiento de su mascota e inevitablemente en un instante creyó que podría acostumbrarse a eso, ver emocionado a Jungkook quizá hubiese podido convertirse en una de sus cosas favoritas.

El pelinegro rió por lo bajo, ladeando un poco la cabeza mostrándose curioso, observó cada milímetro de aquella casa imponiéndose en medio de la nada e inmediatamente su vista se desvió al lago calmo a pocos metros, no sabía nadar pero ciertamente sintió deseos de adentrarse de lleno para juguetear cual niño en parque de diversiones.

Sus pequeñas manos efectuaron un aplaudir efímero, señalando entonces en dirección al agua, como queriendo enseñarle a Taehyung algo que evidentemente no era nuevo para él, no obstante el mayor sonrió asintiendo, fue una sonrisa que muy por el contrario de las anteriores lucía dulce, sincera y Jeon se enamoró de aquel simple gesto.

Vante era precioso, demente, pero jodidamente precioso.

—Luego vendrás al lago, perrito.—
Espetó el castaño pasando por su lado, cargando las maletas con ligereza y aún sin dedicarle una mirada nueva al menor, decidiendo por cuenta propia tomar las llaves y adentrarse primeramente él a la casona, dónde abandonando el equipaje en medio de la amplia sala tornándose rústica, observó atentamente de forma nostálgica todo a su alrededor emitiendo un suspiro.—Ahora ven adentro, aún hace frío y no quiero que te enfermes, entra para que puedas desayunar.

Jungkook nunca había estado en un lugar como ese. Lo rojizo de las alfombras viéndose elegantes, la luz proporcionada a través de inmensos candelabros antiguos, aquellas escaleras anchas de madera caoba, lo lujoso de los muebles imponentes y grandes, pero sobre todo aquel inmenso retrato de tres niños luciendo felices.

Uno de ellos tenía orbes grises, lucían similares a los de su amo pero tan llenos de vida, como si esa imagen estuviese conteniendo y atrapando toda la inocencia que quizá un día tuvo Taehyung ¿tal vez era él? — , el otro pequeño parecía ser el mayor, con aquella sonrisa contagiosa y evidente entusiasmo, se asemejaba a su querido hyung Hoseok de quién no había podido saber en días e increíblemente al final, estaba el menor de los tres pequeños retratados, de mirada pulcra, angelical, de azabaches cabellos y aquel enorme oso de felpa morado, morado era uno de los colores favoritos desde siempre para Jeon.

—Te gusta el retrato ¿cierto?—Musitó el castaño a sus espaldas, causándole un sobresalto y notorio sonrojo, pues desconoce cuanto tiempo se ha quedado allí contemplando la pintura.—,mandé a reconstruir esta casa hace unos años, sufrió...—Habló dudoso, pasando por el lado del pelinegro dispuesto a servirse un trago de vodka ignorando la mirada curiosa de su mascota y lo tenso del ambiente mostrándose sin preocupación alguna.—, un incendio accidental.—Se encogió de hombros restándole importancia.—Era de mi madre, mi madre biológica.—Jeon lo observó atentamente.—Murió en el incendio con esos dos pequeños, quienes eran mis medios hermanos, mi papá tuvo un amorío con ella de donde surgió tu dueño, amor mío.—Explicó optando por tomar asiento, ladeando la cabeza al alzar ambas cejas observando con notoria burla al menor.—El único sobreviviente he sido yo y padre optó por llevarme de pequeño con mis otros hermanos, claro que mi madrastra se cabreó al principio pero luego me amó muchísimo, soy fiel creyente que padres son quiénes crían no quiénes hacen, así que estoy bien con ello.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora