Capítulo 23.

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Jungkook no entendía exactamente a dónde estaban yendo, se sentía confundido e incluso intimidado por aquel silencio sepulcral emitido en acción de su amo, pues Taehyung lucía nervioso en cierto punto, de expresión carente de emociones, neutral casi rozando lo muerto en vida, cómo pocas veces solía estarlo, asustándolo e incomodándolo.

No habían hablado luego del desayuno, ciertamente el mayor lo montó al coche sin explicarle nada, diciendo únicamente que ese día conocería algo que podría cambiar sus vidas para siempre e inmediatamente Jeon tuvo miedo.

Pero no queridos lectores míos, no temía morir en manos de aquel hombre, tampoco ver algo horrendo que lograra desequilibrarlo más, sino qué aún cuándo parezca increíble, Jungkook se sentía asustado a la idea estúpida de alejarse de Taehyung. El temor de ser separados, de que su amo ya no lo quisiera cerca, de no volver a ver aquella mirada que tanto amaba, eso estaba aterrándolo.

Vante había logrado su cometido sin saberlo,—Jeon Jungkook estaba completamente loco negándose a abandonarlo, aceptando el amarlo.— ahora ambos se hallaban perdidos en aquel laberinto que se crearon a su alrededor, el secuestrador con trastorno de lima ocasionó una dependencia disfrazada del síndrome de Estocolmo en su víctima, viviendo el uno para el otro, amándose en la locura y odiándose en la lógica.

El pelinegro presionó sus belfos mediante jugueteaba nervioso con los dígitos sobre su regazo, por momentos atreviéndose a mirar de reojo al castaño quién, muy a su diferencia, se hallaba con los orbes fijos al camino mostrándose capturado en sus pensamientos, con el remojar de sus labios a través de la lengua, queriendo retener aquel gesto que le fue imposible de contener expresándolo cual sonrisa ladina al frenar con violencia.

—¿Recuerdas a tus padres Kookie?—Aquella pregunta resonó burlona en sus oídos, una corriente eléctrica atravesó su columna vertebral, la sensación de erizarse fue notoria en un escalofrío e inmediatamente aquellos oceánicos orbes del menor se posaron desorbitados en la expresión divertida de V.—, yo si recuerdo a tus papás, tanto como si fuesen los míos.— Lo odiaba, Taehyung detestaba a Jungkook, Taehyung amaba a Jungkook.— Todo fue tu culpa ¿sabes? por tu causa las cosas acabaron así, no debías nacer, llegaste a joderle la puta vida a todos, principalmente a mí.

—¿A-amo?—No puede hablar pero en su mente tiene miles de preguntas e insultos, quiere empujar a Kim, abofetearlo, rasguñarlo, está diciéndole cosas feas, palabras que a Kookie le duelen mucho y su pechito se oprime sintiendo un dolor agudo ante los deseos de llorar, Kook no quiere que su dueño lo odie, él no quiere eso; repite infame su mente.

—Tú, naciste para joderme la vida Jeon Jungkook.—Ese era su nombre, estaba ahí siendo espetado en una fusión de soberbia y odio, nostalgia e insuperable amor.— Mi maldita madre nunca debió haberte parido, hijito de puta, nunca.

Se paraliza, su corazón se detiene abruptamente durante lo que para él son siglos, los orbes le pican ante el llanto que amenaza con abordarlo, temblando en aquel asiento sin entender absolutamente nada, mucho menos cuándo Taehyung luce sacado de sus casillas, rebuscando en la guantera hasta encontrar el arma calibre 38, esa con la que tanto amenazaba a Hoseok en los recintos Kim.

Jungkook no sabe qué demonios hacer pero comienza a temer por la carencia de un futuro al lado de su amo, con el mayor golpeando violentamente el volante removiéndose en una histeria que ahora en gritos agónicos de enojo, parece fuera de sí, lo está preocupando, desesperándolo en la necesidad de encontrar una manera de calmarlo.

—¡TÚ LO ARRUINASTE TODO! todo, todo, maldición todo Jungkook.—Grita encolerizado, bufando en enojo al quitarse el cinturón de seguridad saliendo del coche con prisa, misma que utilizó para rodear este abriendo la puerta del copiloto en el labor de sacar al más pequeño sin delicadeza alguna, a jalones de su brazo sacudiéndolo violentamente haciéndole mirarle a los ojos, con el arma recorriéndole el rostro desde la cien del menor a su mejilla, mientras el castaño ladeaba la cabeza mirándolo entre divertido y herido, es extraño de explicar pero Jeon podría jurar que los orbes grisáceos de su mayor se están cristalizando a tal punto que parece contener el llanto, parece.— Pero lo vamos a solucionar ¿verdad?—Pregunta totalmente perdido en la demencia momentánea.—, claro que lo solucionaremos, mi amor, todo acabará ahora.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now