Capítulo 30.

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¿Recuerdas la última vez que lloraste por algo que realmente no tenía arreglo? ¿Un hecho que doliera de manera agonizante a tal punto que se dificulta respirar, pensar, avanzar?

Hace no muchos años Taehyung lloraba de forma repetitiva por esa razón, sus noches se basaban en la depresión absoluta del peso mortal que significaba ser alguien como él.

Las personas que minimizan algo como el estar hundido en esa mierda deberían callarse la jodida boca, no pueden entender si no la han padecido, porque la depresión es la peor enemiga, es esa que se expande como un cáncer terminal tragándose la vida que nos queda, consumiendo las emociones dejándonos en la miseria, duele, duele tanto ser incomprendido e ignorado, silenciado y minimizado, duele no poder gritar a los cuatro vientos que estamos mal, que necesitamos que alguien vea la basura que significa vivir en ese infierno, que la soledad se está volviendo nuestra única mejor amiga porque la depresión es esa hija de puta que nos mantiene encerrados, cautivos en una prisión imaginaria impidiéndonos salir adelante.

Durante su niñez y adolescencia Taehyung ha lidiado con ello.

Él conoce de ser ignorado, de ir a la escuela sentándose solo en los recreos por no tener amigos, ser visto cómo el bicho raro al que todos le huyen de forma tal que pareciera un condenado a muerte por algo contagioso.

Conoce de familias disfuncionales, de violencia intrafamiliar, de abuso psicológico, conoce de violaciones, de gritos y golpes, de esconder moretones en su cuerpo de infante para que los maestros no sepan lo que ocurre.

Conoce de bullying, de maltrato, de odiar salir de su habitación por ser juzgado.

Taehyung conoce de ser discriminado por tener una orientación sexual diferente, conoce de la homofobia, del racismo, conoce cada jodida mierda de la sociedad absurda y enferma en la que vivimos.

No me malinterpreten queridos lectores, recordemos que todo lo que hayamos sufrido en la vida no justifica lo malo que podamos hacer o causar, Taehyung lo comprende, él es malo por elección propia, no culpa a su vida de mierda, no culpa a la violencia, no culpa a sus padres, se culpa así mismo.

Nadie más que nosotros mismos es el responsable de lo malo o bueno que nos ocurre, nosotros tenemos la rienda casi todo el tiempo y si algún día no la tenemos siendo alguien más quién nos reprime al sufrimiento, déjenme decirles qué incluso allí la vida no tendrá la culpa de lo que nos ocurra sino que será una persona determinada.

La maldad del ser humano, la depresión, el sufrimiento, no es a consecuencia de la vida, es consecuencia de la humanidad misma y de lo crueles que somos con nosotros mismos o con los demás.

Si las cosas no fueran tan malditas, si no fuéramos tan dañinos con uno mismo o para con otros, quizá de esa manera el mundo sería menos mierda y la sociedad un poco más próspera.

Empezaba a considerar que su vida no sería como es si tan solo él hubiera actuado diferente, si su personalidad fuese de otra forma, si hubiese sido más humano.

Habían transcurrido exactamente cuatro días del secuestro, noventa y seis horas en las que Vante se hallaba hecho un caos absoluto. No dormía, no comía, solo se la pasaba dando órdenes exigiendo que se apresuraran en encontrar respuestas a sus interrogantes de dónde se hallaba su mocoso.

Quería saber quién y dónde lo tenían, necesitaba hallarlo para poder traerlo de regreso a casa, nunca ha sido una persona paciente, jamás se ha conformado con el esperar, para Vante era todo en el ya y ahora.

No iba a mentir, la noticia que recibió de la muerte de su padre debido a un atentado en Hong Kong durante la pérdida que él sobrellevaba de Jungkook, había sido una maldita buena noticia, no solo porqué lo convertía en el nuevo líder del clan Kim, sino que también por ya no verse amarrado a ese pasado intolerante que le corrompía el alma en mil pedazos.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now