PRÓLOGO

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MADELEINE.

En una semana seria mi cumpleaños, cada año tenía menos emoción. Mamá seguro invitaría a Tania y Maia, mis mejores amigas, como cada año. Seguro haría una pequeña torta, y comeríamos algo simple, como cada año. No éramos personas humildes, tampoco nos sobraba el dinero, estábamos en un punto medio, pero siempre salíamos adelante. Mamá trabajaba en un hospital, de enfermera, pero lo que ganaba, parte iban a sus ahorros, que aún no sé para qué son. Pasé toda mi vida con ella, no conocía a mi padre, es un bastardo que la dejó por una chica más joven, cuando se enteró que mamá estaba embarazada. Nunca me dieron ganas de conocerlo, y cada año que pasaba seguía pensando igual, mi madre, fue madre y padre siempre, cada vez que me enfermé, cuando necesita ayuda con algo, cuando reía o cuando lloraba, ella lo era todo.

Crecí en un barrio, junto a Maia y Tania. Los padres de la primera, conocen a mi madre de toda la vida, ellos nos ayudaron cuando nos quedamos solas y desamparadas, pasamos cosas fact realmente, pero ellos nos salvaron la vida, les debemos mucho, desde ese momento con Maia somos como hermanas. Tania llegó un día a primer grado, súper tímida, y cuando muchos se rieron porque ella tenía el pelo colorado, se largó a llorar, y me miró, me le acerqué y le dije que yo no me reiría, que sería su amiga, desde ese día somos las mejores amigas, las tres.

Salimos juntas tanto de la primaria como de la secundaria. Ahora empezaríamos la universidad, y tal vez sea la primera vez que nos alejaremos, ya que Maia se iría a estudiar modelaje, y con Tania aún no nos decidíamos.

Mamá quería que yo fuera doctora, pero yo no sentía eso, si quería ayudar a la gente, pero no así, ya encontraría mi vocación. Este año lo dejaría libre para poder decidirme bien, según yo mi vida sería siempre tranquila y aburrida como hasta ahora lo había sido, nunca imaginé que una persona, pudiera cambiarla o arruinarla en tan solo un año. 365 días.

Un día fuimos con mamá a ver la universidad, y me topé con un chico al cual no conocía, él tropezó y se cayó y yo me largué a reír, me echó una amenaza, pero la ignoré, pero la verdad es que debí haberle prestado atención.

Yo era una virgen de casi 21 años, que creía en historias de princesas y príncipes azules, en romanticismo, en chocolates y flores, soñaba con casarme con un hermoso y gran vestido blanco, con un hermoso peinado y una hermosa corona. La vida me parece divertida y la vivo con ansias, todo cambia cuando conozco a Erick, quien primero me muestra una fase de su vida, pero luego conozco la otra, y tanto su vida como la mía cambian, y no sé si logremos salir sanos y enteros de todo lo que se nos viene.

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Luces de FebreroWhere stories live. Discover now