Capítulo 17.

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MADELEINE.

Erick me había salvado de no ser chocada por un auto, y esa fue la última vez que lo vi. Hacia una semana ya que llevaba trabajando en el bar, y tanto Hugo como Brooke, se habían hecho muy cercanos a mí.

Dia a dia íbamos conociéndonos con Haily. Ella me hablaba de su madre, y me decía que tenía que conocerla. Planeábamos un viaje a las afueras de la ciudad para conocer a Stacy Maguire.

Con mamá las cosas iban mejorando poco a poco. Me contó la historia de mi padre y de Stacy, y no pude culparla.

Aunque todo había sido raro, cuando Haily me vio por primera vez, y le dije que yo era la hija de Josefina, me ignoró, y de repente comenzó a juntarse con Oscar y Jayco.

¿Cómo se conocían, si era la primera vez que ella venia?

A Mai y Tan las veía cada vez menos, por el tema del trabajo. Salía tarde, llegaba a casa y dormía hasta tarde. Maia también trabajaba, y Tania, por lo que nos había contado, comenzaría un nuevo emprendimiento con su madre. Viajarían unos días, pondrían en orden sus cabezas, y ahí verían como saldrían adelante solas. Su padre ya se había ido de la casa, les permitió que ellas se quedaran, solo por Tania.

No tenía novedades de Erick, y así era mejor. Sabía que ya se habían mudado con Katherine, John nos lo había contado, pero no supe más de él. No frecuentaba el bar, no me llamaba, definitivamente no tenía noticias de él.

Había visto a Ben y sus dos amigos, los cuales no recuerdo los nombres. Ben me miraba de pie a cabeza, seguro no podía creer que yo trabajara en un lugar como ese, y otro que creo se llamaba Kevin, tenía mucha curiosidad por Tania. Cruzamos pocas palabras, pero el verlo, a él, si me ponía incomoda. Creo que más allá de mis sentimientos a Erick, había algo de Ben que me gustaba.

Por otro lado estaba Oscar, siempre atento y pendiente a mí. Era atractivo, con sus hermosos ojos, y su peculiar sonrisa, pero a la vez, era un misterio. Muy distinto era su hermano, Jayco. Todo el tiempo estaba haciendo bromas, y haciendo reír a todos. Decía justo lo que pensaba, justo ene l momento en que lo pensaba. Y ese era, básicamente, mi grupo de amigos este año.

Esta noche sería la última de la semana, ya que mañana finalmente tenía franco. Sagrado y esperado dia de descanso.

*****---*****

-Madeleine, una de las chicas enfermó, esta noche no se presentará. Necesito que tú la reemplaces. Será un dinero extra...-me pedía Ralph, minutos antes de abrir el bar.

-Si es solo por esta noche, lo haré...-dije, sin querer hacerlo realmente.

Al entrar Hugo y Brooke me esperaban. Me dieron un corto vestido color negro, y Brooke se encargó esta vez, de maquillarme y peinarme.

-Solo te falta esto...-dijo Hugo, arrojándome unos tacones, muy altos.

-No se manejarlos. Nunca los he usado...-confesé. Brooke rió, y me ayudó a acostumbrarme a ellos.

Esta noche no estaría en la barra, ni siendo moza, sino, que estaría en el escenario, bailando junto a las otras.

Por un momento sentí vergüenza. Si mi madre me viera. Me había hablado toda la vida sobre mujeres como estas, pero yo, en este momento, me puse en sus zapatos, y pude sentir lo que ellas sentían, y entendía que no todas estaban aquí por placer.

Ralph me acompañó al lugar donde debía permanecer, al parecer, era la zona, donde las chicas solo bailaban. Conmigo solo había otra chica.

La música empezó a sonar, y por la mirada de Ralph, me di cuenta que lo mejor era bailar. Y entonces, eso comencé a hacer. La música era lenta, sensual, excitante. Los hombres iban llegando, aplaudían y silbaban, como si nuestra dignidad no valiera nada. En este lugar no lo valía.

Luces de FebreroWhere stories live. Discover now