Capítulo 2.

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ERICK.

No tenía ganas de mudarme, pero a Katherine, mi novia, se le ocurrió venir a estudiar a esta horrenda ciudad. Mis padres la adoran por eso aceptaron venir. Yo no la quería, estaba con ella, porque... La verdad no sé. Yo solo quería chicas para un rato, pasarla bien y listo, al otro día seguía con mi vida. Katherine llegó a mi vida una noche, después de una fiesta. Era una chica muy bella, y muy buena, yo no la merecía, pero sin embargo ella quería estar conmigo. Llevábamos juntos dos años, nunca logré sentir nada por ella, aunque alguna vez lo intenté. Creo que estoy condenado a esto.

Llegamos a la ciudad, y como era de esperar, cada chica se volteaba a verme cada vez que pasaba al lado de alguna, incrédulas. Íbamos a quedarnos en casa del hermano de Kathy, John.

Una mañana, después de que Kate jodió tanto, la acompañé a ver las carreras que había. Caminábamos por la vereda, ella miraba todo lo que se le cruzaba, parecía sorprendida por todo, hasta me causó ternura, hasta que tuve que tropezar con un cesto de basura, y allá fui, directo al suelo. Mientras me levantaba, oía a una chica que se reía a más no poder. En un momento me enojé, hasta que la vi: una chica de estatura media y ojos atrapantes, con la risa más bella que haya escuchado, por un momento me cautivó, hasta que volví a la realidad. Me atreví a echarle una "amenaza" con la certeza de volverla a ver.

Aprovecharíamos estos días, para reencontrarnos con Ben, el otro hermano de Katherine, por parte de padre, que estaría visitando a su abuela, doña Estela, según mi novia, era una vieja gruñona, no me daban muchas ganas de conocerla.

John se encargaría de llevarme hasta la casa de la abuela, mientras Kathy, se iba de compras o no sé qué cosa, no le presté mucha atención.

Llegamos a la casa de la doña, quien nos recibió de muy buena gana, pero para nuestra suerte, Ben, había salido con una vecina, a conocer. Como debíamos esperarlo, decidimos salir a caminar un poco. El aire se sentía libre, las calles eran muy reconfortantes, me hacía recordar a mi niñez, cuando de pronto la veo, la misma chica del otro día, la que se rió de mí. Le conté a Johnny la historia rápidamente, y se prendió en mi venganza. La chica se puso pálida apenas me vio, pero era dura, y siguió con su camino. No llego muy lejos gracias a que con John la hicimos caer. Ella no cayó en mi juego, se levantó, se sacudió, me insultó, y dio una vuelta para marcharse. No sé en qué estaba pensando, pero la agarré del brazo, y la besé. El beso fue corto, pero suficiente.

Jonathan parecía algo molesto por el hecho, y era lógico, pero no se enfadó conmigo, pero me dijo que no juegue con su hermana. Volvimos a la casa de Estela y ahí ya se encontraba Ben, y si mal no entendía, esa chica era la nueva amiga de mi cuñado, sería interesante verla seguido.

Katherine llegó más tarde, y se puso a contarnos en cómo había aprovechado su tarde. No escuché ninguna de sus palabras, por alguna extraña razón, y por primer vez, no podía dejar de pensar en una chica, en esa chica anónima, que lucí tan rebelde como tímida.

Yo sabía que debía alejarme de ella, y seguir con mi vida, en ésta mentira de amor que tenía con Kathy, un amor falso, del que todo sabíamos. No podía amarla, y no porque fuera mala persona, sino porque me condenaba mi pasado, perdí a mi hermana por un amor, y mi padre no fue el mejor ejemplo que tuve, y lamentablemente, yo no era distinto a él.

Pero que podía perder si ilusionaba a ésta chica, total en un año, yo volvería a mi casa, a mi vida, todo sería como siempre fue. No me importaba mentirle a Katherine una vez más, pero el juego era peligroso si yo llegaba a enamorarme.

Esa chica, con cara inocente, había invadido mis pensamientos. Fue un simple beso aquel que le robé, pero por alguna extraña razón ella no salía de mis pensamientos.

Era la primera vez que me pasaba esto. Y no me agradaba la idea. Sabía que esta chica era la nueva amiga de Ben, mi cuñado, y no quería meterme en problemas con él. Nos llevábamos bien, y no nos pelearíamos por una chica.

Yo seguiría mi juego de pareja perfecta hasta que se nos ocurriera algo. Katy tampoco quería estar conmigo. Primero fue atracción física, pero no era justo para ninguno privarnos cosas, solo porque nuestros padres nos obligaban a esta absurda relación.

Venirnos a esta ciudad, un poco alejados, nos serviría para reflexionar, y darnos tiempo de pensar en algo para poder separarnos definitivamente.

La gente en este lugar era muy amable. Las chicas eran lindas, pero todas muy reservadas. No sé si podría aguantar un año aquí, fuera de la diversión. Lo único bueno que había, era la compañía de John, quien además de ser mi cuñado, era mi mejor amigo.

Katherine, John y Ben eran hermanos. Pero esta familia guardaba muchos secretos.

Doña Estela era una mujer bastante entrometida. Katherine no hablaba mucho con su abuela, el único que la aguantaba era John, y lo admiraba por eso. Ben pasaba todo el tiempo fuera de la casa, con sus nuevas amigas, y lo envidiaba por eso.

Tenía pensado decirle a John que me lleve a recorrer la ciudad y buscar algo entretenido para hacer.

-Aquí practican deportes Erick. Fíjate si algo te interesa. Estaré en aquella esquina con Ben...-dijo John, mientras se encaminaba hacia su hermano.

Básquet y natación. Ese sería mi entretenimiento los días que no tuviera nada para hacer.

Había decidido no estudiar nada este año. Primero quería poder separarme de Kate, y pode hacer mi vida a mi antojo. No quería arruinarle ni la vida ni el futuro a ella.

No se lo merecía.

Pensé que iba a encontrar a menos gente en el lugar, pero personas de todas las edades iban y venían.

Estaba sentado pensando, tratando de adaptarme al lugar, cuando de repente, una parte del techo se derrumbó.

La gente gritaba, el polvo se esparcía por gran parte del lugar. Luego oí el sonar de las sirenas de una ambulancia. Estaba aturdido. No entendía nada. No lograba ver a nadie.

De repente, una mujer vestida de blanco, supongo que una doctora o una enfermera se me acercaron, sacándome de aquel lugar.

La mujer me revisó, hacia muy bien su trabajo.

Su mirada. Esos ojos. Parecía que los conocía desde siempre. Y por alguna razón, pensaba en la amiga de Ben.

Ben y John me sacaron de mis pensamientos.

-Ahora solo debe descansar. Está sano. El derrumbe no le afectó, solo lo dejó en shock por la proximidad. Que beba abundante agua, y haga reposo un par de horas. Él va a estar bien, no se preocupen...-dijo aquella mujer, y se fue, a seguir ayudando al resto.

Hice mi reposo como lo pidió. Y soñé.

La chica de mirada inocente, se hacía presente, una vez más. 

Luces de FebreroWhere stories live. Discover now