Capítulo 16.

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ERICK.

Ya no aguantaba estar lejos de Mad, es por eso que decidí ir a esperarla. Sabía que su madre esa noche no volvería a su casa. La esperé un rato, hasta que oí que llegó

Después de darle un susto, y acomodarnos finalmente, lo que parecía iba a ser una gran noche, fue todo lo contrario. Primero le conté todo lo que sucedía, y cuando pensé que tendría una cálida noche, sucede todo lo contario.

Comenzamos a pelear, y cuando creía que nada podía empeorar, abro mi gran bocota para insultarla, a lo que ella responde con una cachetada, y termina echándome de su casa.

Ahí iba el gran Erick Valerian, caminando por las vacías calles con su maldito pijama.

Entré sigilosamente por la ventana que daba a la habitación donde ahora dormíamos con Kath. Ella dormía plácidamente, despreocupada, y fue por eso que Sali del cuarto en busca de John.

Fui hasta su cuarto, golpeé la puerta. Y nada. Entré, y no había nadie.

¿Dónde se había metido?

Fui hasta la cocina a buscar algo para beber, no podía entender cómo fue que se me ocurrió tratar asi a Madeleine. Por un lado tal vez eso fue lo mejor.

Ya me iba a dormir, cuando doña Estela entró a la cocina con un palo, y comenzó a golpearme.

-Espere, doña, doña, soy yo...-trataba de decir.

-¿Mamá que sucede?...-dijo apareciendo en camisón Sara, mi suegra.

-¿Erick, estas bien?...-me preguntó una vez que la loca de su madre paró con los golpes.

-Si eso creo...-respondí.

Todos nos fuimos a dormir, mi cabeza aun dolía. Escuché por un momento cuando John llegó, pero estas no eran horas para ponernos a conversar, además aún seguía adolorido

¡Mañana seguro me saldrá un chichón!

¡Maldición!

Cuando desperté Katherine no se encontraba a mi lado. Me senté lentamente, estaba mareado.

-Calma amigo. Levántate con cuidado...-dijo John, con una bandeja en sus manos.

-¿Qué traes ahí?...-pregunté confundido.

-Te traigo el desayuno....-respondió divertido.

-Creo que tal vez debí haberme casado contigo...-bromeé y reímos.

-Erick, Kath me contó que fuiste a ver a Madeleine, y que anoche volviste y entraste por la ventana. Y después te agarró la abuela. ¿Algo que quieras contarme?...-dijo John, acomodándose en la cama.

-Sí, fui a ver a Mad, y después peleamos. Le dije cosas que no debí, y me corrió de su casa. Creo que ya no volveré a verla...-dije, dándole un enorme mordisco a aquella tarta que me había llevado.

-Hermano, lo siento mucho. Tal vez sea lo mejor, no sé...-dijo dudoso, y hasta un poco angustiado.

-No te preocupes por mí, y cuéntame cómo te fue con los padres de Maia...-indagué curioso. Era mi mejor amigo, era mejor que no evitara todo los detalles.

-La señora Lily, su madre, fue un amor desde que me abrió la puerta, en cambio su padre, Esteban, primero fue duro. Me puso a prueba. Si estudiaba, trabajaba, que hacía con mi vida. Le conté todo, y poco a poco le fui agradando. Son una hermosa familia, no me sorprende que Maia sea asi...me decía John, todo enamorado. Nunca antes lo había visto asi.

Luces de FebreroOnde histórias criam vida. Descubra agora