Capítulo 10.

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ERICK.

-Ya está todo listo chicos, la gran boda será en dos días. Tienen tiempo de arreglar los pequeños detalles. Será una boda intima, cada uno sabe lo que debe hacer. Ah, por si quieren ver los arreglos, la iglesia se encuentra a tan solo tres cuadras de aquí...-dijo mi padre con toda seriedad, y sentí un nudo en el corazón.

Katherine saldría con las chicas y su madre a ver vestidos, al parecer, sus padres y los míos querían verla de blanco, aunque a ella no le gustara mucho la idea, sobre todo porque se casaría con alguien a quien no amaba. Estaba perdido en mis pensamientos, cuando oigo a Ben hablarme.

-Hola cuñado, supongo ya sabes la noticia...-lo saludé felizmente, mientras que él solo me miraba fijamente y serio, lo que me alertó.

-Sí, ya sé que hay fecha para el casamiento...-dijo serio y continuo...-sabes que te quiero y entre nosotros nunca ha habido problemas y me alegra que así sea, pero mi hermana es mi objetivo, y no quiero verla sufrir ni llorar. Todos sabemos que no se aman, además he notado el leve afecto que sientes hacia Madeleine, asique te pido por favor que no lastimes a ninguna, y a decir más, Mad y yo ya no estamos juntos, pero la quiero y no quiero que lastimes a ninguna, te lo pido como cuñado, pero más como amigo...-dijo y se fue. Ben nunca era de hablar mucho, pero esta vez me dejó sin palabras. Me alegraba saber que ya no estaba con Madeleine, pero tenía razón, yo iba a casarme y ella merecía a alguien mejor, sin dudas.

Mis padres y mis suegros iban a salir a cenar, nos invitaron a Kath y a mí, pero ya que ella se negó, yo también lo hice. Yo no estaba con ánimos de nada, las palabras de mi cuñado sí que me pegaron fuerte.

Quise salir a dar un paseo, ya que mi futura novia había salido. Sabía que Katherine se iba a ver con Bastián y por algo sentía celos, hasta que a lo lejos vi a Madeleine, y con necesidad caminé hasta ella.

-Hace frio y es peligroso que estés sola afuera a esta hora...-le dije pero ella no se inmutó de mi presencia.

-¡Felicitaciones! Me he enterado que al final te casas, no falta mucho ya...-dijo seria pero no me miraba.

-Sí, así es. Y debo serte sincero, no quiero hacerlo, y más ahora que me he enterado de que ya no estás con Ben, y sigo siendo sincero cuando digo que siento atracción por ti Mad...-dije honestamente.

-Cállate, tú no eres capaz de amar a nadie, no sé qué vi en ti, me gustas Erick, y yo si soy sincera, pero tú solo juegas con los sentimientos de la gente, no sabes amar, no tienes ni idea de los sentimientos...-dijo y me rompió el corazón. Deseaba besarla, necesitaba hacerlo.

La tomé de la barbilla y sin dejar que ella se negara, la besé, suavemente y muy sinceramente, con ese beso le abría mi corazón. Iba a quejarse cuando la callé.

-Ese beso fue sincero, y tienes toda la razón, no sé nada de sentimientos, pero eso cambió el día que te vi, ayúdame a cambiar Madeleine, tú eres mi salvación...-le dije y no entendía por qué temblaba tanto. Ella me agarró y me besó, y sentí que tiritaba asique le puse mi campera, nos quedamos un rato en silencio, hasta que la acompañé hasta su casa, y me despedí de ella con un beso, corto pero dulce.

Caminé hasta la casa de la vieja, con una felicidad desconocida, y en la entrada me encontré con Katherine, su mirada era de vergüenza pero sin decir más entramos a la casa. No había nadie levantado, todo estaba apagado.

-No podemos casarnos Erick, me he enamorado...-dijo llorando mientras me abrazó fuertemente.

-Tranquila, encontraremos la manera de no hacerlo...-prometí.

Ella se durmió entre mis brazos, y por primera vez su presencia no me molestaba, ambos sabíamos las cosas, y a ambos nos arrebataban los sueños, vivíamos en una mentira. Pero yo haría lo posible por evitar esa boda, por mí, por ella y por Made.

Luces de FebreroWhere stories live. Discover now