Capítulo 31

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MARATÓN 1/2


MADELEINE

Los días y las noches pasaban, ya no éramos conscientes de nada. Se llevaban a Haily en algún horario del dia y cuando la traían de vuelta, ella venia peor de lo que se iba. No sé qué era con exactitud lo que le hacían, pero tenía una leve sospecha. Ese tal David, pagaría cuando salgamos de acá, porque sé que lo haremos.

A mi Paul aun no me había obligado a hacer nada que no quisiera, solo quería que bailara para él, y cuando necesitaba saciar sus ganas, se buscaba a una mujer, por suerte aún no había intentado nada conmigo.

Cinco días. Solo cinco días. Hugo, o como sea que se llame me lo dijo. Cinco días lejos de casa, de mamá, de mi tía, de nuestros amigos.

¿Ellos nos estarán buscado o se habrán dado por vencidos?

No lo creo, Brooke me buscaría junto a Stacy por cielo y tierra, y estoy segura que nuestros amigos también.

Esta mañana no se llevaron a mi hermana, y si no lo habían hecho, significaba que algo malo pasaría, y no a ella, sino que esta vez a mí.

Nos habían traído un buen desayuno, y hasta nos permitieron un baño para ducharnos. Teníamos que hacerlo juntas y rápido. Eso no me importó, pues, Haily necesitaba de mi ayuda, asique abrí la canilla y cuando el agua estuvo lo suficientemente caliente, la senté en el suelo, y la ayudé a limpiarse.

Me sorprendió, y me dolió mucho, cuando agarró el jabón y una esponja, y comenzó a lavarse sus partes íntimas. Eso me aclaraba lo que le habían hecho.

Haily lloraba, y me decía cuan humillada estaba, habían abusado de ella, y mataron lo que un dia fue mi hermana. Ahora no había brillos en sus ojos, ni una sonrisa en sus labios. Era solo un ser, que respiraba, porque aún no le habían dado el derecho a la muerte.

-Te juro que lucharé por las dos.

Una vez que salimos del baño, nos llevaron nuevamente a aquel sótano en el que nos tenían prisioneras.

El lugar estaba cambiado, había una ventana por donde entraba el sol, había una mesa con comida y agua, y hasta nos habían puesto dos camas, muy bien hechas.

-Intentan hacer algo y mueren.

-Ya nos mataron idiota. ¿O es que acaso no lo ves?

-A mí no me hables asi-y después de tanto, recibí un golpe de ese desgraciado. Mi labio sangraba, pero solo me reí. Porque sabía que él estaba perdido.

-¿Qué dirá Paul cuando se entere que me golpeaste?

-No serias capaz.

-Pau...-quise gritar, pero me lo prohibió.

-Si quieres vivir, te pido que nos ayudes a salir de acá. Te juro que no diré nada sobre ti, te dejaré huir, que hagas lo que quieras, pero por favor ayúdanos.

Solo me ignoró y se fue. Mi amenaza no sirvió de mucho. En estos momentos solo me quedaba llorar.

-Me gusta Marcus, Mad-habló despacio mi hermana.

-Bueno, pues él también me dijo que le gustas.

-No querrá estar conmigo, si es que salimos de este lugar.

-Haily, óyeme. Si no quiere estar contigo por todo lo que pasaste es porque es un idiota. Pero él no tiene pinta de serlo.

Nos abrazamos y nos pudimos a hablar sobre cosas de nuestra infancia, de los amores y corazones rotos, y de cosas que carecían de sentido alguno.

Luces de FebreroWhere stories live. Discover now