Capítulo 22.

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¿Me quieres o no me quieres?

Liam.

Estoy pensando seriamente en golpear a mi amigo hasta quebrarle todos los dientes y quede como un niño de seis años recién entrando a su temporada de dientes definitivos. Cierro los ojos controlando mi temperamento repitiéndome una y otra ves que es Zac, mi amigo desde que tengo memoria, al que le vi el pene a los catorce por quien me quite las muelas del juicio por que el dichoso le tenía miedo pero me lo está poniendo demasiado difícil mientras se burla de mí y mi aspecto.

Solo estoy un poco rojo nada más...

—¡Joder tío! Pareces un tomate en mal estado... —ríe abiertamente, más bien se burla de mi abiertamente sosteniendo su estómago por el dolor que le está causando la risa— ¡ah! Es que no puedo superarlo... tomate, ¡tomate machucado! ¿Puedo hacerte una foto?

Como dije, es mi amigo...

—Ya está bien.

—¡Tomate machucado! ¿Cómo mierda te aplicaste protector solar en todas partes menos en las mejillas? Ahora pareces enfadado todo el tiempo.

Se calma unos minutos, para el siguiente ya está volviendo a burlarse.

—Eres un cabronazo.

—¡Liam-Colin-tomatito-machucado-gruñón! voy a enviarl... ¡ostia! –se queja llevando una mano hacia la parte posterior de su cabeza y volviéndose a ver quién es el causante de su fuerte dolor. Entrecierra los ojos cuando ve a una muy pero muy molesta Ainhoa— joder Ainhoa podrías haberme golpeado y causarme una contusión o un aneurisma.

Ainhoa abre la boca al tiempo que entre cierra los ojos y niega con la cabeza.

Va siendo verdad que las mujeres pueden hacer tres cosas a la vez.

—Aquí la única que puede burlarse de Tomatito-gruñón-machucado soy yo ¡quita! —repone.

Mi amigo hace un gesto de exasperación e indignación llevando las manos a las caderas. Aprieto el puente de mi nariz. Aquí vamos...

—En primer lugar Ai-nho-ita conozco a Liam hace más años que tú, le vi tener su primera erección, su primer noviazgo fallido que duró dos horas, asistí con él al baile de graduación, así que si, ¡yo gano!

Joder que dolor de cabeza.

Ainhoa se dispone a contratacar pero cierra la boca de inmediato cuando se da cuenta que no tiene argumentos.

—¡En tu puta cara Noah! —esto parece una pelea de Donde Están Las Rubias.

—¡Zac! —interrumpe Abby desde el sillón.

—¡Ya voy amor!

Me siento indignado cuando mi pareja del baile de graduación me cambio por una rubia de piernas largas, se fue sin luchar lo suficiente por mí.

—Y así es como soy olvidado —digo mirando desde arriba a la pelirroja— ¿a qué se debe el honor?

No sé porque, ni sé que hice o dije pero desde hace horas que Ainhoa me ignora rotundamente. Literalmente pasa de mí como la peste.

Alza un pequeño frasco en sus manos.

—Traes tu piel hirviendo y deduzco que debe dolerte para reírte y veo que esta irritada —señala guiándome hacia una silla de la isla de la cocina. Asiento esperando a que ella se explique que le sucede, no soy adivino.

Se mete entre mis piernas y sin mirarme a los ojos toma un poco de la crema en sus dedos y se inclina hacia mí esparciéndola sobre mi piel. Tenía razón, esta helada y refresca bastante.

Sedúceme como quieras #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora