Capítulo 38/1.

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"Cuesta abajo"

Liam.

Era inevitable que mis ojos no la observaran. Ainhoa seguía dormida boca abajo abrazando esa almohada que remplace por mi cuerpo.

Se veía tan serena y tranquila allí que no quise despertarla para el desayuno. De seguro estaba bastante cansada con todo lo que hicimos anoche, su cuerpo debe estar entumecido y adolorido.

Por ello el agua caliente corre en la bañera del baño.

Viéndola dormir, ver el que podría ser nuestra futura casa me hace amarla mucho más de lo que lo hacía hace veinticuatro horas. Y mi mente viaja a lo sucedido anoche.

Joder ¿puedo tener una relación más maravillosa que esta? Claro que no, solo puedo tener este sentimiento de felicidad con ella y con nadie más.

Y no me cabe en la cabeza como la amo tanto, dios. Es como si quisiera tenerla todo el tiempo a mi lado, para siempre y joder. ¿Cómo se le dice eso a alguien y no asustarla?

¿Cómo ponerle a lo que siento un título cuando estoy sintiendo algo que desmorona todo mi mundo? Porque eso es Ainhoa para mí, sin darme cuenta, se fue convirtiendo en mi mundo.

Y estoy jodidamente asustado.


Ainhoa.

Arrugo la nariz cuando siento el suave cosquilleo suave contra ella, cuando este ya no molesta me dispongo a retomar mi sueño desde donde lo deje.

Pero ahí está, nuevamente esa picazón.

Llevo una de mis manos hasta mi nariz y rasco. Me obligo a abrir los ojos y agradezco a mi sabia cabeza por despertarme justo en el momento en que los ojos de Liam viajan por todo mi cuerpo.

Que por cierto, está completamente desnudo y adolorido. Siento como si Liam hubiera dormido toda la noche encima de mí. Las rodillas son lentas en reaccionar y siento un pequeño ardor en mi zona intima. Lo que me lleva a recordar lo sucedido anoche.

Muerdo mi labio mirándolo a los ojos.

—Buenos días, bella durmiente —saluda dejando un pequeño beso en mi hombro.

—Buenos días, ¿Cambiando apodos? ¿Qué pasa con princesa?

Con pereza me incorporo descansando mi espalda en el cabecero de la cama, cuando su mirada baja hasta mis senos me obligo a cubrirme con la sabana. Porque Liam puede ser muy bueno en el sexo pero también en dejar secuelas post-sexo.

Y aunque sea completamente delicioso, no puedo más.

—La bella durmiente es una princesa.

Arrugo el ceño. Me gusta más princesa, más aun cuando me deja acurrucarme en su cuello y me llama princesita.

—Ay cállate —suelta una risita. Muerdo mi labio.— ¿sabes que te amo cierto?

—Sí, y yo te amo más. ¿Por qué ese ceño fruncido?

—¿Dónde está Jimena? —pregunto ante su ausencia en la cama.

Mira su reloj en la muñeca. Y es hasta ahora que reparo en que está completamente vestido por unos pantalones ajustados negros y una musculosa.

—¿Ahora mismo? Tomando un vuelo devuelta a México. Tenía que volver temprano con su grupo, la presentación de ayer fue un éxito y era hora de volver a casa.

Asiento con desconfianza.

—¿Qué? Te ves horrible con esa mueca en tu rostro, cámbiala. Quiero a mi novia hermosa.

Sedúceme como quieras #2 ©Where stories live. Discover now