Capítulo 32.

339 35 1
                                    

Padre e Hijo.

Liam.

Ainhoa descansaba sobre mi pecho cuando desperté, me estaba comiendo su pelirrojo cabello, lo tenía esparcido por toda la cara.

Me extraño que no se haya subido encima dormida como lo hacía siempre.

Estaba abrazada a mí por completo, eso incluía piernas. Casi como si no quisiera soltarme.

Haciendo la a un lado me levante de la cama y me puse una camiseta. Baje a la cocina dispuesto a tomar un vaso de leche y volver a la cama con mi pelirroja novia.

Papá estaba cortando frutillas y mi mayor perdición estaba metiendo en un vaso con yogurt, tostadas, huevo, aguacate, tocino, jamón queso, galletas saladas. Todo eso en una mesa para llevarlo a la cama, junto a una rosa.

—Hola papá.

—Hijo.

—¿Qué haces? —pregunte robándole la fuente de arándanos.

—Es para tu madre así que ni se te ocurra zamparte otro arándano –lo quede mirando dispuesto a hacer lo contrario.

Justo cuando me iba a quitar la fuente agarre un puñado y me lo metí a la boca manchándome en el intento, forcejeamos y logre sacar otro puñado y metérmelo a la boca.

Por otro lado mi papá tomo el periódico doblándolo y me golpeo con él en la cabeza.

—Augnch.

—Háblame cuando no tengas la boca llega de comida niño estúpido, ya arruinaste el desayuno de tu madre.

Sentándome en la mesa pregunte.

—¿Una ocasión especial?

El me miro con enfado.

—Nuestro aniversario, siempre se olvida y luego se siente mal por ello. Así que esta vez se lo recordare indiscretamente.

Hice una arcada, los arándanos no querían pasar a mi estómago.

—Eso te pasa por comer tanto arándano hasta inflamarte como un globo.

Centro toda su concentración en ordenarlo todo en la mini mesa para que estuviera perfecto.

Quitándole el hilo que traían los individuales pregunte indiscretamente.

—¿Por qué se casaron? Digo ¿Por qué ella? —Me miro extrañado— ¿Qué fue lo que te incentivo a querer casarte con mamá?

—Te lo diré depende las intenciones que tengas con la información.

Volví a tirar del hilo. Me encogí de hombros.

—Curiosidad.

—Ya te digo yo que es curiosidad —se rio para sí mismo. No lo mire— fue cuando casi la perdí, cuando me di cuenta que ya se me había metido tan adentro de la piel que cuando Patrik sostenía su mano y la guiaba me enferme de cólera al no ser yo. Cuando sin darme cuenta quise ver su rostro todas las mañanas antes de empezar un día y antes de dormirme, cuando la amo tanto que no me deja respirar lo que siento por tu madre.

—Quería una versión breve, no que te pusieras romanticón.

—No hay versión breve ni motivos suficientes para amar a una persona, Liam —me dijo antes de subir por las escaleras con la bandeja en mano.

Tomándome tres vasos de agua para disipar el nudo en la garganta y lo que eso significaba subí a mi habitación.

Ainhoa yacía casi escondida entre las sabanas con un pequeño libro entre sus manos.

Negué con la cabeza, nunca podía salir sin sus malditos libros en el bolso.

Me sonrió cuando entre.

No se dio cuenta cuando tome la caja escondida en el fondo de mi cajón y trepe sobre ella.

—¿Q-que haces?

Sonreí, aún seguía poniéndose igual de nerviosa por mi cercanía como el primer día.

—¿Puedo dormir así? —pregunte apoyándome en su pecho, mi vientre encima del suyo y sus piernas rodeándome la espalda.

Esperaba no estar aplastándola demasiado.

—Pero estoy leyendo Liam, aun no quiero volver a dormir.

—Tu lee y yo descanso aquí, prometo que no te molestare —repuse volviéndome a recostar sobre sus senos abultados. Metí las manos por debajo de la camiseta que le deje y trace círculos en su vientre.

Suspiro.

—Está bien.

Pasaron unos minutos cuando me convencí que este era el momento.

—Oye...

—¿Qué paso con eso de no molestar?

Sonreí.

—Hay algo que tengo en mi posición hace demasiado tiempo y quiero involucrarte también —mordí la piel de mis labios cuando ella cerró el libro y paso sus dedos por mi cabello.

—Claro ¿Qué es?

Subiendo mi mano deje la casa abierta sobre su pecho y evite mirarla. No quería ver su reacción.

—Liam... no puedo.

Me obligue a tragar duro, no la obligaría pero si podía darle pequeños empujoncitos.

—Ni siquiera lo has pensado.

—No puedo, no es justo.

—¿Por qué no? Lo pensé hace mucho y para ese entonces no estabas entre mis planes pero ahora no me veo viviendo en ese departamento sin ti. Quiero que puedas caminar sin pantalones como te gusta, que no te arriesgues a contraer un resfriado del baño de la resi a tu habitación y sobre todo quiero despertarme todos los días a tu lado.

—Pero Liam, cuando comente lo de vivir en un departamento me refería a uno compartido con otras personas. No a vivir sola.

—Pero ahora lo compartirás conmigo, no estarás sola. Vamos sé que te apetece y solo dices que no porque tienes miedo.

Apretó los labios.

—Me lo pensare.

Sonreí y baje hasta besar a su vientre.

—Admite que terminaras viviendo conmigo de todas formas, y cuando eso suceda vas a disfrutar de los mejores orgasmos antes de ir a tus aburridas clases.

Gimió para sus adentro. Entonces supe que había roto un poco su fortaleza.

*

*

HOLAAA!!

Se que es bien cortito pero no se preocupen, mañana les subiré otro.

Sedúceme como quieras #2 ©Where stories live. Discover now