Capítulo 23

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Fuera del departamento todo era un caos, había vecinos armados con escobas y palos (entre ellos Jimin) intentando atrapar a un diminuto roedor que no tenía nada de rata, era más bien un ratoncillo tierno. Resoplé un poco desilusionado y avancé entre las personas, el ratón estaba de pie en medio del bullicio muy despreocupadamente viendo a los humanos gritar.

«Te entiendo roedor, yo tampoco comprendo a los humanos».

Dí un paso al frente y lo atrapé en un solo movimiento, el enano chilló y lo apreté más entre mis dedos; jugaría un poco con él antes de destriparlo.

—¡TaeTae, suéltalo! —Jungkook ordenó escandalizado.

«Mi estúpido humano siempre quiere arruinarme la diversión».

—¡Kiki! —un humano con rostro de espanto llegó corriendo desde las escaleras— ¡No lo lastimen, es mi mascota!

¿Qué clase de humano tenía un roedor de mascota? 

—TaeTae, dáselo. —pidió Jungkook.

—No —retrocedí un paso—, es mío, yo lo atrapé, es mi presa.

—¡TaeTae!

El grupo de humanos lanzaban miradas de Jungkook a mí esperando el desenlace. El ratoncillo movía los bigotes y se sostenía a mi mano con sus patas rosadas.

«¿Qué? ¿Un gato ya no puede disfrutar de un bocadillo peludo?»

—¿Por qué está desnudo? —escuché preguntar a alguien.

—¿Por qué tiene cola y orejas?

—Así que estos son los que no dejan dormir agusto con tanto gemido...

Jungkook caminó hacia mí con las mejillas sonrojadas y me arrebató al roedor.

—¡Oye! —me quejé.

—Si no obedeces no volveré a comerme tu pollo. —advirtió en voz muy baja. 

«Rayos».

—Bien. —refunfuñé.

—Aquí tienes, Hyunwoo. —mi humano le entregó el ratón al chico con cara aflijida. 

—Gracias, Jungkookie.

«¿Jungkookie? ¿Por qué llama a mi humano de ese modo?»

Yo también quiero. 

—Jungkookie —lo llamé—, vamos a casa para que puedas meterte mi polla en la boca.

Jungkook puso una cara muy graciosa, los vecinos metiches ahogaron un grito colectivo, el vecino Jimin se tapó los oídos aunque en realidad ya había escuchado todo, el tal Hyunwoo se sonrojó y soltó una risita nerviosa, Kiki, el roedor, movió los bigotes.

«¿Qué les pasa a estos humanos?»

—Vámonos, Jungkookie.

Lo tomé de la mano y lo llevé de regreso al departamento.

—Jungkookie...

Una bofetada me cayó en la cara apenas entramos. 

—¡Idiota! ¿Por qué dijiste eso en frente de todo el mundo? —siguió golpeándome. 

«¿Ahora qué hice?»

Tomé a Jungkook con fuerza y lo azoté contra la pared, él jadeó y alzó la mirada sorprendido; su labio inferior tembló. Me incliné al frente y lo mordí en esa parte, él se estremeció y apretó los puños. Me alejé luego de un momento y observé sus labios tan bonitos.

Jungkook frunció el ceño, parecía incluso más molesto que antes. —Si vas a hacerlo hazlo bien.

«¿Cómo?»

—No sé hacerlo. —dije con frustración. 

Jungkook rodeó mi cuello con sus brazos y me acercó hasta que nuestros pechos quedaron apretujados y calientes, sus labios rozaron los míos y algo extraño recorrió mi cuerpo humano.

—Abre la boca, TaeTae, te mostraré cómo es un beso de verdad.

—Me gusta cómo suena. —sonreí y abrí la boca como pidió.

Jungkook hizo una mueca. —No tanto, imbécil, vas a besarme no a comerme.

—Quisiera hacer ambas.

Jungkook esbozó una sonrisa y me acercó hasta él. Intercambiamos aliento y, de pronto, me besó con tranquilidad, moviendo los labios en un suave vaivén. Me acostumbré rápidamente al movimiento, siempre ha sido sencillo para mí adaptarme. Él pasó su pulgar por mi labio inferior y lo jaló ligeramente hacia abajo hasta que su lengua pasó al interior de mi boca.

«Vaya, esto sí se siente diferente».

Puse atención a los movimientos y la manera en la que la respiración de Jungkook se hacía más pesada. Él succionaba mi lengua, mordía mis labios, y empezó a restregarse contra mí.

—TaeTae, clávame a la pared. —susurró apenas separándose un poco.

¿Clavarlo? ¿Cómo se hacía eso?

Por suerte él mismo me enseñó. Se sacó el pantalón apresuradamente y, tomando mis manos, las llevó a su trasero y luego a sus muslos, dió un pequeño salto y rodeó mi cintura con sus piernas. Yo lo sostuve y seguí besándolo ahora más deprisa estampando su espalda contra la pared.

«Ahora todo tiene sentido. Enséñame, maestro».

—¿Está dura? —preguntó entre jadeos.

—Te lo dije, se pone bastante dura cuando te veo.

Jungkook sonrió, y era una de las sonrisas más hermosas que había visto. —Métela.

Bueno, era mi dueño, debía obedecerlo, ¿o no?










BLACK CAT. ➸taekookWhere stories live. Discover now