Capítulo 37

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Kang Hyesun jugaba sudoku en los ratos en los que la recepción era mucho más floja. La mayoría de los huéspedes que se hospedaban en el motel salían muy temprano y regresaban muy tarde en la noche mientras que aquellos que solo iban de paso llegaban alrededor de las 9 y 11 de la noche, por lo que el intervalo entre el mediodía y las 4 de la tarde era lo que ella llamaba "la hora muerta".

Su trabajo en aquel motel que en realidad era uno de lujo el cual solo algunos cuantos se daban el placer de costearse consistía en reservar habitaciones, responder llamadas y soportar a los húespedes que se creían jodidos dioses caminando entre simples mortales. A lo largo de sus tres años trabajando en ese lugar había llegado a ver todo tipo de personas entrar y salir; viejos magnates, importantes empresarios, extranjeros, viudas adineradas y un largo etcétera. Sin embargo, jamás imaginó tener algún día la dicha de ver entrar a Jeon Jungkook, el modelo del momento en Corea, entrar de la mano de un desconocido.

Hyesun lo reconoció apenas lo vió llegar, pero no pudo identificar al chico alto que cubría su cabeza con un caluroso gorro de lana y vestía una horrorosa chaqueta larga que le llegaba hasta los tobillos.

Pero aquella vestimenta no engañó a Hyesun, sabía que probablemente el acompañante de Jeon Jungkook sería algún otro modelo o actor importante intentando ocultarse bajo aquella fea fachada.

—Buenas tardes, sean ustedes bienvenidos al motel Grand Pearl. ¿En qué les puedo ayudar? —Hyesun adoptó su tono servicial cuando Jeon Jungkook se detuvo frente a la recepción.

—Tomaremos una habitación. —dijo el joven.

—Claro. ¿Con dos camas individuales?

—Solo una… —Jungkook hizo una pausa larga, mordiendo su labio inferior y lanzando una mirada insegura a su compañero— Que sea grande, sí, la habitación con la cama más grande que tenga.

Hyesun asintió y tecleó en busca de lo solicitado sintiendo cada vez más curiosidad por descubrir la identidad de aquel hombre que se había quedado a pocos metros de Jungkook observando con detenimiento el canario de decoración que tenían cerca de la entrada.

—¿Tiempo definido? —preguntó.

—Dos horas... ¡No! Que mejor sean cuatro. —el chico se corrigió de inmediato.

Hyesun tragó un grito lanzando disimuladas miradas hacia el desconocido que le daba la espalda. —¿Algo extra para su estadía? —preguntó sin abandonar el modo profesional.

Jungkook dudó antes de asentir. —Almohadas, cinco extras, y dos toallas grandes.

Mientras Hyesun seguía tecleando Jungkook volvió a hablar, esta vez un poco más bajo.

—¿Las habitaciones están acondicionadas con condones y lubricantes?

Hyesun estuvo a punto de soltar un grito modo fangirl pero se contuvo mordiendo su mejilla interna hasta casi hacerla sangrar. —Le enviaré unos cuantos —logró responder sin que le temblara la voz de la emoción—. ¿Sería todo?

Jungkook asintió sonriendo. Hyesun le dijo el monto a pagar justo cuando el compañero desconocido giraba y caminaba hacia ellos de forma pausada y medida. Sus pasos eran sigilosos y equilibrados, pensó Hyesun, y esta vez le fue imposible no soltar un jadeo cuando tuvo más cerca al chico.

Claro, la ropa lo hacía lucir horroroso pero su cara era digna de admirar. Era un joven de facciones ligeramente delicadas sin rayar en lo femenino, su mandíbula dibujaba una línea perfecta, sus ojos eran oscuros y profundos, consumidores y calculadores. Por un momento Hyesun tuvo el sentimiento de estar siendo observada por un felino. No alcanzaba a ver su cabello pero podía ver algunos mechones negruzcos bajo el gorro, su piel no tenía imperfecciones y parecía suave, pero algo le decía a Hyesun que ese tipo era de todo menos suave.

—¿Forma de pago? —ella logró mantenerse al margen y seguir con su fachada de empleada del mes.

—Tarjeta de crédito. —respondió Jungkook y sacó la misma de su billetera para luego entregarla a manos de Hyesun, quien rápidamente se dispuso a cobrar.

Su compañero se acercó por su espalda alzando el cuello para alcanzar a ver lo que Jungkook hacía, recargando su barbilla en el hombro del modelo quien se tensó ligeramente nervioso ante la cercanía.

—¿Y eso? —preguntó el desconocido.

—Estoy pagando. —Jungkook se aclaró la garganta.

—¿También sale dinero de ese plástico? —se sorprendió el otro.

Jungkook soltó una risa nerviosa y giró el rostro lo suficiente como para poder ver a su compañero a la cara. —Estás muy cerca. —se quejó.

—En unos minutos estaré mucho más cerca que esto, tan cerca que ensuciarás mi barriga y rasguñarás mi espalda para hacer que vaya más adentro hasta que podamos estar mucho… mucho más cerca todavía.

Hyesun se tropezó cuando volvía con la llave de la habitación en mano.

Jungkook enrojeció agachando la mirada pero su compañero ni siquiera se inmutó y en cambio pasó la punta de su nariz por la oreja rojiza del modelo, olfateando y mimando en esa zona. 

—Su-su firma. —Hyesun carraspeó para poder mantener el control.

Jungkook firmó de manera apresurada sin dirigirle la mirada.

—Aquí tiene su llave.

—Gracias. —Jungkook tomó la tarjeta electrónica que la hacía de llave y tiró de su compañero para casi correr al ascensor.

—Disfruten su estadía. —alcanzó a decir Hyesun antes de que las puertas del elevador se cerraran. 










BLACK CAT. ➸taekookWhere stories live. Discover now