Capítulo 36

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—¿Usted me llevará con mi humana, señor? —NingNing iba caminando tomada de la mano de Seokjin, sonriendo y saludando a cualquier persona que se encontraba en su camino. 

—No me llames "señor", cariño —hizo una mueca de incomodidad—, me haces sentir viejo. Mejor llámame Jin.

—¿Como el pantalón Jin?

Jungkook y yo íbamos caminando un poco más detrás de ellos hasta que sentí la necesidad de sujetar la mano de mi humano también. Él se sorprendió por un momento pero luego se relajó. Caminábamos sin rumbo fijo a los alrededores de un parque.

—¿Cómo se llama la hermana de tu humana? —Seokjin había dejado de caminar y ahora mantenía su atención fija en la chica conejo.

—Karina. Pero no me agrada mucho y yo no le agrado a ella —NingNing hizo un gesto de desagrado—, pero es la única que puede decirme dónde está Giselle.

—¿Karina? —Seokjin intercambió miradas con mi humano— ¿Podrá ser la maquillista que trabaja en la agencia?

—Mi aprendiz dijo que trabajaba en el mismo lugar que tú. —interrumpí. 

—¿Aprendiz? —Jungkook me observó con un gesto molesto que no entendía.

Seokjin palideció, y tomando a NingNing de forma protectora nos observó a Jungkook y a mí. Algo no andaba bien, esa fue la impresión que me dió.

—Yo me haré cargo de ella —dijo él—. La llevaré yo, ustedes pueden volver al departamento y hacer sus cosas cochinas.

—¡Jin! —mi humano se mostró ofendido.

—¡Hecho! —asentí y giré hacia Jungkook, lo alcé y lo subí a mi hombro haciendo que él soltara una queja— Gracias humano que me cae mal.

—Andate a la mierda, gato fénomeno. —Seokjin alzó el dedo medio de su mano. 

—¡TaeTae, bájame! —Jungkook me dió un golpecito en la espalda— ¡Esto es muy vergonzoso!

Pero no lo escuché, y en cambio dí la vuelta y empecé a caminar lejos de los otros dos hasta detenerme un par de pasos después.

—¿Dónde queda nuestra casa? —pregunté lanzando una mirada alrededor, no reconocía ese lugar.

—¡Es por acá, imbécil! —escuché gritar a Seokjin.

«Ahora he quedado como idiota, cada vez me vuelvo más humano». 

Regresé llevando a Jungkook, quien seguía quejándose diciendo algo como “proteger su lado macho de activo suculento”.

—¡TaeTae! —la chica conejo me detuvo antes de alejarme por completo de ellos, moviendo la nariz nerviosamente— ¿Nos veremos de nuevo? —preguntó a la vez que jugueteaba con el borde de su blusa.

—Pues, la verdad espero que no —respondí—. Eres muy fastidiosa.

—Oh… —ella desvió la mirada antes de volver a sonreír ampliamente— ¡Está bien, entonces adiós! ¡Mandaré al señor Seokjin para avisarte si logré encontrar a mi humana! —se despidió agitando su mano. 

—Sí, sí, claro, como digas. —seguí caminando. 

Jungkook había dejado de moverse y luchar, incluso parecía haberse quedado dormido.

—TaeTae… —habló finalmente luego de minutos en silencio— No debiste haber sido tan malo con ella.

—¿Fui malo?

Qué raro, a mí me parecía que había sido más bien honesto y a NingNing no le había molestado, pero comprendí que para lo que a nosotros los animales era honestidad los humanos lo tomaban como grosero. Nosotros no teníamos reparo en ser nosotros mismos y expresar lo que sentíamos pero los humanos son diferentes, ellos siempre ocultan las cosas incluso las que les molestan o lastiman. Es como si fuera una obligación para ellos ser amables con todo el mundo. 

—Que estúpido. —concluí.

—¡Oye!

—Jungkook, eres mi humano, ya deberías saber que siempre voy a preferir estar contigo que con cualquier otra persona, animal o cosa, además no quería ayudarla.

Lo escuché suspirar. —Eso sonó casi romántico.

—No sé qué sea esa palabra pero si quieres decir que llegando a casa puedo metértela entonces me agrada.

—Adiós romanticismo. —resopló entonces.

Me detuve, las personas a nuestro alrededor nos veían sorprendidos; Jungkook seguía colgando de mi hombro, al parecer aquello era algo raro para el resto del mundo.

—Jungkook… —ahora fui yo el que suspiró— No me lo vas a creer pero estamos perdidos.

—Lo sé, me di cuenta hace como ocho cuadras.

—¡¿Y por qué no me dices, idiota?!

—Porque quería seguir así un ratito más. —lo sentí acariciar mi espalda.

—¿Te gusta?

—Hueles a ella —murmuró—. Debes darte un baño al llegar.

«¡Maldito humano, tan bien que íbamos!»

—No lo haré.

—Me meteré a la ducha contigo. —insistió.

—¡No, no quiero!

—¿No quieres verme mojado, sin ropa y a tu disposición? —fingió asombro.

Medité sus palabras pocos segundos antes de caer en cuenta de su idea. Aquello sonaba tan tentador, si tan solo no implicara tener que meterme en agua.

—Tú aún no lo sabes pero el sexo en la ducha es muy bueno. —volvió a hablar, ahora acariciándome la nuca.

Yo ya tenía la polla medio dura cuando lo bajé de mi hombro y él jadeó por el movimiento brusco.

—No aguantaré a llegar, tal vez te la meta en medio de la calle. —dije.

—Tranquilo, te enseñaré el mágico mundo de los moteles elegantes. —me guiñó un ojo y sonrió.

Jungkook jodidamente sonrió como si fuera el puto amo del universo y yo un simple gatito ingenuo, habría que sacarlo del error, yo era de todo menos ingenuo. 











BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora