Capítulo 8

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—No volveré a intentar cocinar de nuevo. —suspiró Jimin tirado en el sofá con mi almohadón de Pikachu abrazado. 

«¡Deja mis cosas! ¡Son mías, mías de mí!»

—Sí, mejor ya no lo hagas. —Hoseok me acariciaba la cabeza con cariño.

Jungkook regresó del baño luego de darse una ducha y quitarse el olor a quemado de encima. —¿Los bomberos se han ido? 

—Desde hace unos minutos. Dijeron que todo era estable, solo debo dejar que el humo salga. —explicó Jimin, el humano idiota 2.0.

—¿Qué intentabas hacer?

—Un huevo revuelto —Jimin hizo una mueca—. Y tengo hambre. —alzó la mirada en dirección a Jungkook con ojos de perro pulgoso con ganas de joder la existencia. 

Mi humano sonrió y caminó hasta la cocina, abrió el refrigerador, pero estaba vacío a excepción de mi paquete de jamón de pavo especial. Jungkook giró para verme.

«¡Ni se te ocurra darle mi jamón!»

Jungkook suspiró.

—Salgamos a comer algo. —ofreció Hoseok con una sonrisa.

—¡Estoy dentro! —Jimin aplaudió poniéndose en pie.

—Claro —Jungkook asintió—. TaeTae, saldré un rato, ¿de acuerdo? Cuida la casa... Intenta no quemarla. —bromeó en voz baja.

«Ni que fuera idiota como ustedes».

Los tres humanos se prepararon para salir, yo bostecé y caminé hasta tirarme de panza sobre mi almohadón intentando recuperar las horas de sueño que el idiota 2.0 me había logrado robar.



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Ese día Jungkook llegó muy tarde en la noche, respiraba agitadamente, iba temblando y lloraba más de lo que nunca lo había visto hacerlo. Cerró la puerta del departamento estruendosamente y se recargó contra ella, resbaló hasta acabar sentado en el suelo y se abrazó las piernas aún llorando. 

Me acerqué lentamente hacia él, lo escuchaba hablar en voz muy baja pero no lo comprendía. En medio de la oscuridad me acomodé a una distancia prudente y lo observé sintiendo una sofocante opresión en mi pecho.

«No llores, estúpido humano».

Pero él no podía escucharme.

—Yugyeom me engañó... Dijo que era soltero, pero la verdad es que está casado y tiene hijos. Lo vi en el centro comercial. Me dijo cosas muy hirientes y, aunque no quiera admitirlo, sí me dolió.

«Así que todo era culpa de ese estúpido humano. Yo sabía que había algo malo en él».

Permanecí inmóvil, solo escuchándolo, no es como si pudiera decirle algo después de todo. Me habría gustado hacerlo, pero ya que no podía, simplemente me quedaba escuchar. 

Sus ojos cristalizados se alzaron hacia mí, sentía algo aunque no supe lo que era, pero lo sentí y era doloroso. Jungkook forzó una sonrisa.

«¡No! No sonrías si no quieres hacerlo, hazlo cuando en verdad te sientas feliz».

Ojalá pudiera hablar. Ojalá pudiera gritarle a ese humano llamado Yugyeom. Ojalá pudiera ayudarlo... Ojalá fuera humano. 

La oscuridad que nos rodeaba se hizo pesada, el silencio solo era interrumpido por el sonido de los grillos y el tráfico a lo lejos. No sabía qué hacer para que mi humano tonto dejara de llorar, por lo que solo permanecí junto a él, acurrucándome muy cerca de su cuerpo tembloroso.

«¿Por qué los humanos lloran por otros humanos?»

Qué estupidez.

¿Y por qué nosotros, los peludos de cuatro patas, tenemos que consolarlos? ¿Por qué nos duele también? 

Eso es aún más estúpido.

«Me gustaría poder golpearte para que llores por algo de verdad y no por ese humano al que usaré como caja de arena en cuanto tenga la oportunidad».









BLACK CAT. ➸taekookWhere stories live. Discover now