Capítulo 55

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—Te faltó pintar en esa esquina. —dijo Jungkook mientras bebía de su té y apuntaba hacia aquella dirección.

Él permanecía sobre el sofá analizando el trabajo de reconstrucción del departamento alzando el dedo meñique cada que se llevaba la taza a los labios, Changkyun había desaparecido, Joheoon no daba señales de vida, y ahora era solo yo fingiendo que sabía lo que hacía. 

—Hazlo bien, TaeTae —mi humano resopló—. Estás dejando muchos huecos en blanco.

—Esto también es arte. —repetí lo que Namjoon me dijo aquella vez que lo vi dibujando una escena de sexo entre un oso y un humano, algo de Furry había dicho. 

—Ya llevas una hora en la misma parte, así nunca acabarás.

En ese momento me arrepentí de haberle dicho que descansara mientras yo trabajaba. Había estado preocupado por los golpes que había recibido en la pelea, sus mejillas seguían hinchadas y lucía doloroso, así que él aceptó. Había imaginado que pintar sería fácil...

—Hace calor. —me quejé, y casi al mismo tiempo me arranqué la incómoda camiseta que Jungkook insistía en que usara.

—Deja de destruir la ropa, TaeTae —él me regañó—. Y recuerda que aún debes ir a darle ese masaje en los pies a la señora Choi.

«Ya había olvidado a la señora pasita».

—Tengo un golpe en la cabeza, humano. —me apunté con la brocha y la pintura me salpicó el rostro.

Jungkook soltó la carcajada.

—Suficiente. —metí la brocha en la cubeta de pintura y apunté hacia mi humano, disparando un proyectil de la misma hasta dejarlo con una espesa franja de pintura desde la cabeza hasta las rodillas.

—¡Mi té! —exclamó y se puso de pie de un salto— ¡Gato malo, gato malo!

—No soy perro. —contesté, y disparé otra ráfaga de pintura. 

—¡TaeTae! —lo escuché casi rugir cuando la pintura le dio en toda su carita.

Ahora quien se reía era yo.

Jungkook se acercó tomando toda la cubeta de pintura que había estado usando Changkyun antes de dejarla ir contra mí. Por fortuna soy rápido, así que la esquivé y el líquido terminó sobre el piso.

—¡Oh Dios, la señora Choi va a matarme! —Jungkook se llevó las manos a la cabeza, y aproveché para acercarme con la brocha bañada en pintura hasta meterla por debajo de su camiseta contra la piel de su espalda.

Jungkook gritó por el líquido frío y giró para darme una cachetada. 

—¡Auch! —me sujeté la parte herida— ¡Me vas a dejar lisiado!

—¡¿Por qué hiciste eso?!

Me encogí de hombros.

Jungkook se sacó la camiseta y algo se removió entre mis piernas.

—Debemos limpiar todo esto... —mi humano seguía quejándose.

Sus pezones estaban erectos, parecían pequeñas montañas de canela suaves y apetecibles. Sus labios seguían moviéndose, estaba hablando, pero no podía escuchar nada excepto una voz en mi cabeza diciendo: “fóllalo, fóllalo, fóllalo”.

—¿Estás escuchando? —me llamó la atención con gesto molesto.

—Voy a follarte. —respondí.

Él parpadeó, su boquita se abrió pero no respondió. Tomando su silencio como una respuesta afirmativa, me acerqué y lo besé. Jungkook suspiró derritiéndose entre mis brazos; me hacía falta tenerlo así. Él movió sus manos alrededor de mi cuello y cepilló entre mi cabello, acercándome más, tomando más, deseando más. Ladeó la cabeza para profundizar el beso y yo lamí su labio inferior, mordí y succioné hasta que gimió bajito, y yo casi sonreí.

BLACK CAT. ➸taekookWhere stories live. Discover now