Capítulo 33

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Jungkook había dicho que me quedara en casa, pero ahora que había descubierto que podía salir a la calle ocultando mis orejas me parecía estúpido no aprovecharlo, así que lo seguí hasta su trabajo. 

Era un edificio grande de donde entraban y salían muchas personas. Las mujeres humanas caminaban encima de palos altos pegados a sus zapatos, ¿qué clase de brujería era esa? 

Entré al lugar y busqué por todos lados pero me perdí.

Luego de lo que me pareció una eternidad y de haber tenido que escapar de un humano que quería sacarme, finalmente encontré a Jungkook.

—¡¿Qué haces aquí?! —gritó al verme.

—Así que este es el lugar donde trabajas, humano... ¿Por qué nadie se quita la ropa como en los trabajos normales?

Jungkook me tomó de la mano y me llevó lejos de los otros humanos que nos observaban curiosos.

—¡Te dije que no podías venir! —se quejó.

—Pero oculté mis orejas. —se sentía injusto que no me diera crédito por usar aquel gorro incómodo.

—¡Ese no es el punto!

Jungkook ya debería estar acostumbrado a que yo no le obedeciera a estas alturas, pero al parecer creía que seguía teniendo alguna especie de autoridad en mí.

Los humanos ya deberían saber que quienes los manejamos en realidad somos nosotros.

—¿Qué es este lugar? —pregunté observando con curiosidad lo que nos rodeaba.

—Es una agencia de modelaje, ¿qué eres ciego?

—¿Por qué llevas la cara llena de esa pasta? ¿Qué es eso en tus ojos? ¿Por qué tus labios están enrojecidos? ¡¡¿Quién te besó?!!

Mi humano rodó los ojos con molestia y se alejó un par de pasos de mí. 

—¡Jungkook, en cinco minutos empezamos la sesión! —le dijo una mujer humana que pasaba por ahí con unos anteojos tan enormes que daban risa.

—Gracias, Karina. —mi humano sonrió. 

—¿Y este gato qué hace aquí? —el humano Seokjin también estaba allí, y apareció vistiendo un horrible traje brilloso que le dejaba el pecho descubierto, también llevaba esa pasta en la cara y lucía muy diferente. 

Usualmente Seokjin era el tipo de humano que se ponía muy rojo por casi todo. Cuando se enojaba, cuando se avergonzaba o se reía, pero por culpa de esa cosa que llevaba en su rostro se perdía su tono rojizo natural. ¿Por qué usaban eso? 

—Qué horribles se ven los dos. —suspiré.

—¿Disculpa? —Seokjin se llevó una mano al pecho con molestia pero su tono rojito no apareció, siendo ocultado bajo esa cosa pastosa que imitaba el color de su piel— ¡Esto es Gucci, gato inepto!

—¿Gucci?

«Eso sonaba como a comida».

—TaeTae, debes irte —intervino Jungkook—, estoy trabajando.

—¿Y qué?

—¡Que no puedes llegar a irrumpir!

—Tú llegaste a irrumpir al veterinario en el capítulo 31, ¿recuerdas?

Jungkook perdió el ceño de enojo e hizo un puchero avergonzado cuando desvió la mirada y se cruzó de brazos.

—Vaya que es listo. —Seokjin se acomodó el flequillo y observó sus uñas. 

—¡Hey, hey, hey! —otro humano llegó hasta nosotros; ese sí iba desnudo, bueno, aún llevaba una toalla envuelta en la cintura. 

El desconocido colocó sus brazos sobre los hombros de Jungkook y Seokjin y los atrajo hacia él.

«¿Quién se cree este para tocar a mis humanos?»

—¿Listos para la fiesta de Youngmin? —preguntó sin dejar de sonreír.

—Sangwoo, tú solo quieres salir de fiesta. —Seokjin se apartó de él. 

—Oh vamos —sus ojos se desviaron hacia mí—. Amigo, ¿no tienes calor con tanta ropa? —se burló.

Muy bien, al parecer este humano creía poder burlarse de mí sin que hubiese consecuencias. Habría que sacarlo del error. Haciendo crujir mi cuello dí dos pasos al frente dispuesto a darle un puñetazo más fuerte que a Namjoon, pero Jungkook me detuvo y me empujó.

—Ahora vuelvo. —mi humano les sonrió con nerviosismo.

Sujetándome de la muñeca, me dirigió a la salida asegurándose de llevarme por el camino largo para que nadie me viera.

—Regresa a casa y no vuelvas a seguirme, TaeTae. —ordenó antes de que alguien empezara a llamarlo desde dentro de ese lugar.

Ahora sí estaba indignado. Lo ví marcharse con una sonrisa dirigida a alguien más que no era yo. Jamás volvería a intentar actuar lindo con él. Dí la vuelta dispuesto a ir a casa y hacer un desastre para que Jungkook tuviera que limpiarlo después, pero antes de siquiera dar un paso topé con algo pequeño y suave que soltó un chillido sorprendido.

Trastabillé pero logré mantenerme en equilibrio para no caer, sin embargo aún así mi gorro resbaló y desapareció de mi cabeza debido al impacto.

—¡¿Qué demonios?! —me quejé— ¡Me atacó un ser invisible!

Eso sí era raro.

—Lo siento… —sonó una vocecilla suave.

Agaché la mirada y observé a una chica agachada en el suelo a mi lado. —Ah, no eres tan invisible después de todo.

Ella alzó la mirada y se puso de pie saltando. —¡Wow, eres alto! —exclamó con voz muy aguda y sonrisa enorme— ¡¿Podrías llevarme sobre tu espalda?!

La escuchaba pero mis ojos estaban fijos en otra cosa.

De entre el cabello largo de la chica desconocida salían un par de largas y peludas orejas que se movían de manera sincronizada con sus gestos y expresiones. 

—¡Oh! —exclamó ella apuntando a mí como si hubiese notado algo.

Olisqueé en el aire y arrugué la nariz. —¿Conejo?

—¡Gatito!










BLACK CAT. ➸taekookWhere stories live. Discover now