☾Capítulo 15☽

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Cuando abro la puerta de mi casa luego de volver del entrenamiento del equipo de fútbol, lo primero que siento es la tensión del ambiente.

—¿Qué ocurre? —pregunto cuando observo a Ángeles sosteniendo el cuaderno de la escuela de Dulce. Pero está tan concentrada que parece que no me escuchó. Entonces me paro tras la puerta del living y observo en silencio la escena.

Ella lo lee en voz alta y entonces entiendo que ocurre.

—Señores padres —empieza a leer en su característica voz de ogro—, les escribo para notificarle que la señorita Dulce Tyson recibió una amonestación por haber puesto un chicle en el cabello de su compañera Lola. Por favor, la escuela les pide que hablen con la niña para reflexionar sobre lo ocurrido. Atentamente, maestra Adriana.

En ese momento observo que Dulce está sentada en el sillón mientras presta atención a su madre la que se encuentra de pie mientras camina de una punta del living a la otra leyendo la nota.

Okay... Ya valió.

—¿Por qué hiciste eso? —inquiere con tono enojado la mujer.

La niña la observa con el ceño un poco fruncido y ojos grandes y tiernos.

—Ella robó mi lápiz rosa y dijo que tenía una hermana huérfana y fea a la que sus papás no querían —dice la menor sin percatarse de mí presencia y entonces algo dentro de mí quiere ir a abrazarla con todas mis fuerzas.

Esto siempre ocurre y siempre ocurrirá. De hecho, me ocurrió a mí. Después de todo, solo soy la pobre sobrina adoptada de Ángeles y Roberto Tyson a la cual ni su madre quería.

Pobre la madre de Bianca, tan joven y con esquizofrenia.

Que desgracia.

Estoy acostumbrada a recibir esa clase de comentarios de los allegados a mí padre, después de todo, para ellos yo no soy más que la sobrina de su esposa a la que tuvieron que adoptar para que no termine en un orfanato después de que su madre sea declarada incapaz de cuidar a un menor.

Cuando era pequeña era más difícil de entender. Pero ahora ya me da igual lo que digan.

Los ignoro y ya.

Pero a Dulce eso le molesta y yo lo entiendo perfectamente. Apenas si es una niña.

—¿Y cuál es el problema? Pude haberte comprado todos los lápices rosas del mundo Dulce —responde Ángeles al límite de perder la paciencia.

Entonces no distingo desde mí posición, tras la puerta del living, la expresión del rostro de Dulce, pero noto que niega con la cabeza.

—Ese no fue el problema mamá, ella dijo que Bianca era una bastarda adoptada.

Abro la boca de la impresión de las palabras que utilizó mi pequeña hermana y entonces quiero correr a abrazar a mí pequeña protectora.

Ángeles ríe ante las palabras de la pequeña y niega con la cabeza.

—Tu amiga no mintió hija.

Cuando oigo eso algo dentro de mí empieza a romperse lentamente, pero paso saliva con fuerza.

Porque yo me niego a dejar una grieta en mi corazón.

Sus palabras ya no me duelen, no pueden dolerme.

No voy a dejar que ni ella ni nadie me lastime.

Yo soy más fuerte que eso.

Cierro los ojos cuando oigo que Dulce empieza a llorar y le dice a su madre que es una mentirosa porque ya sé lo que viene.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now