☾Capítulo 40☽

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—Tíralo tú —le digo a J tendiéndole el avión de papel para que llegue a mi ventana, la cual está abierta porque Dulce está en mi habitación. Puedo verla acostada en mi cama, comiendo mis dulces secretos que guardo en el cajón de mi escritorio.

Pequeña ladrona.

J acaba de abrir la ventana mientras ideamos un plan.

Y para que salga bien, Dulce debe ser nuestra cómplice.

Así que aquí estamos.

Ambos estamos parados en su ventana mientras J toma el avión de papel que le tiendo y lo arroja hacia mi ventana.

Y en ese momento, lo vemos volar por el aire hasta entrar en mi habitación sin problemas.

Maldito J.

¿Cómo hace para tener tan buena puntería?

En el momento en que el avión entra a mi habitación, puedo ver que Dulce se asusta y abre los ojos grandes observándolo. Entonces, con curiosidad, se levanta de mi cama, dejando la laptop hacia un lado.

J y yo la vemos tomar el avión en sus pequeñas manos y leerlo, para luego, levantar la cabeza y vernos a través de mi ventana. Ella abre los ojos grandes y sonríe con diversión cuando me ve. E instintivamente camina hacia la ventana.

—¡Bi! —saluda con su manita y luego, se percata de la presencia de J parado a mi lado.

Puedo notar como sus mejillas regordetas se tiñen de rojo, y aparta la mirada de J, avergonzada. Para luego, volver a observarlo con curiosidad.

—Shhh, habla bajo —le digo en un susurro lo suficientemente alto para que ella me escuche.

Entonces Dulce asiente con la cabeza.

—¿Él es tu amigo? —pregunta con curiosidad con la voz baja, recordando que le dije que iba a ir al cumpleaños de un amigo.

Entonces observo a J, quien observa a mi pequeña hermana y entonces, me mira a mí, con su peculiar rostro neutro. Sin embargo, levanta una ceja.

—Sí es él —le digo y Dulce parece emocionada.

—Es más lindo que el otro —me dice olvidando que J está aquí. Sin embargo, cuando lo recuerda sonríe, enseñando que le faltan dos dientes de leche.

Ella se ve tierna. Y su comentario me hace reir.

—Tu prima tiene buen gusto —le dice J a Dulce y ella entonces abre los ojos. Notando lo fuerte e imponente que es la voz de nuestro vecino.

—No es mi prima —oigo que Dulce murmura con cierta molestia, entonces la observo con los ojos grandes, esperando que J no haya escuchado.

Y para desviar el tema, voy al punto.

—¿Tus papás ya están en casa? —pregunto a mi pequeña hermana y ella asiente con la cabeza.

—Ya vinieron de su reunión con los ancianos —dice ella, con cierto grado de molestia.

—Bien nena, necesito que hagas algo por mí —le pido y ella asiente con la cabeza, en complicidad.

Entonces le pido que mienta por mí, aunque antes le digo que eso está mal, sin embargo. Le pido que diga que me duele el estómago y por eso voy a dormir temprano. Y ella se va a quedar a dormir esta noche conmigo en mi habitación.

—¿Y tú dónde vas a dormir? —pregunta ella con curiosidad.

Entonces, me giro a ver a J, quien está recostado contra la ventana y me observa.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now