☾Capítulo 51☽

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Abro los ojos segundos después de haber oído un sonido sordo, seco que hace que mi corazón se encoja.

Veo a Rocco observando con el ceño fruncido a J, y mucha confusión mientras se aparta de su agarre y se toca la cara. Su labio inferior en la comisura está partido, y de allí brota un hilo de sangre.

Ay Rocco.

—¡J no! —le pido llegando a su lado, y poniéndome en medio de ellos dos.

Sin embargo, J me lo impide rodeándome y vuelve a sujetar a Rocco, y esta vez, puedo ver el puño de J impactar contra el rostro de Rocco. Quien trastabilla pero no cae, sin embargo, arremete contra J y le propina un puñetazo de la misma forma que el peliblanco a él.

Y lo siguiente es descontrol.

Miro a mi casa en busca de auxilio, pero no hay nadie, no están los autos.

Maldita cena de negocios.

J empuja a Rocco al suelo, y se sube sobre su cuerpo para darle golpe tras golpe en la cabeza, y se vuelve un maldito animal.

Rocco cubre su rostro de la violencia de J y yo, yo entro en desesperación.

—¡Jaziel por favor! ¡Para! ¡Jaziel lo vas a matar! —grito sintiendo mi cuerpo flaquear.

Mi mirada expresa el horror que siento ante la situación, de ver a J sobre Rocco, propinándole una paliza con ira.

Puedo oír la errática respiración de J, quien tiene la vista nublada clavada en Rocco y no llego a ver el rostro de este último, porque lo cubre. Pero sí puedo oír sus quejidos de dolor que me parten el alma.

Me parte el alma en mil pedazos.

—¡JAZIEL PARA! —grito pero no ocurre nada, no lo suelta.

Como si fuera a matarlo.

Y siento tanto terror.

—¡Ey! ¡Paren! —oigo una voz familiar a lo lejos.

Entonces giro la cabeza para ver a Elián caminar por la acera del frente. Pero cuando se da cuenta de lo pasa corre hacia nosotros.

Noto que viste roja de deporte, y que a su lado viene Tomás, su mejor amigo. Sin embargo, Tomás se queda paralizado desde la otra acera, asustado por la situación tan salvaje.

No sé si fue mi expresión de pánico, o algo más lo que hizo que Elián se meta en la pelea, y sin saber muy bien como sujete a J de los brazos y lo separe de Rocco.

Elián sujeta los brazos de J hacia atrás, reteniendo sus movimientos e impidiéndole moverse.

Tira de J hacia atrás, separándolo de sobre el cuerpo de Rocco quien sigue cubriendo su rostro mientras se oye su respiración agitada y sus quejidos de dolor.

Entonces, veo que Rocco quita las manos de su rostro y gira el rostro, para escupir sangre en el suelo.

—¡Deja de pelear! ¡Estaba en el suelo! —le grita a J, cuando este quiere zafarse de su agarre y arremeter de nuevo contra Rocco.

La pelea no era justa.

J es mucho más grande físicamente que Rocco, y Rocco solo se cubría el rostro.

Aunque lo odio no puedo evitar sentir que mi corazón se parte si lo lastiman.

No me detengo a ver a Rocco, solo miro a Elián quien está luchando con mantener quieto a J en el suelo, arrodillado pero con los brazos hacia atrás mientras Elián lo sostiene.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now