☾Capítulo 47☽

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—Chicos —oigo una voz lejana interrumpir mi sueño. Así que parpadeo oyéndola cada vez más fuerte—. Chicos ya estamos entrando en la estación —repite la voz.

Abro los ojos y lo primero que veo es el asiento de delante del mío. Y siento un movimiento debajo de mí.

Así que giro la cabeza, y me encuentro con un par de ojos marrones pertenecientes a Luz, quien me observa con curiosidad.

Luego, miro hacia arriba y veo a J, abriendo los ojos. Acabamos de despertarnos luego de quedarnos dormidos en el tren.

Pongo mi mano sobre mi boca cuando bostezo y observo por las ventanas hacia afuera, notando que es como Luz dice, estamos a puntos de detenernos en la estación. La última parada y donde nosotros tenemos que bajar.

Me incorporo en el asiento y veo a J estirar un poco sus piernas, hasta ponerse de pie, permitiéndome a mi hacer lo mismo. Así que me levanto de mi asiento y voy por mi mochila, para ponerla en mi hombro y girarme a ver a Luz.

—Se veían tan tiernos —susurra y yo siento que mi rostro se pone carmín.

Veo que J camina hacia la puerta, con su mochila negra y su gorra cubriendo su blanca cabeza y entonces, tomo el brazo de Luz y le susurro al oído.

—Me dijo que está enamorado de mí —le cuento y veo a la morena abrir los ojos grandes y hacer una perfecta O con la boca.

Se gira y ve a J de soslayo y entonces la veo festejar internamente.

—¡Lo sabía! —chilla emocionada y yo le susurro que no sea tan obvia—. Malévolo cucarachón, se nos puso sentimental —ríe ella y yo río con su referencia a Hombres de Negro.

El tren se detiene y entonces, Luz toma su mochila y caminamos hacia la puerta.

Puedo ver a J bajar el tren y caminar con las manos en sus bolsillos, de forma aburrida mientras la gente desciende. Y entre todas ellas, nosotras.

Bajamos del tren siendo de madrugada y caminamos juntas, mientras estamos siendo seguidas por la profesora Cruz.

—Me vienen a buscar mis padres, ¿Y a tí? —inquiere luz cuando estamos llegando casi a los molinetes.

No veo a J, ya está del otro lado.

Yo veo a la morena y me encojo de hombros.

—No lo sé, creo que voy a pedir un auto —le digo y ella mira hacia adelante mientras pasa por el molinete.

Luego paso yo.

Veo entonces una pareja a un costado, quienes ambos miran en nuestra dirección. Y Luz camina hacia ellos.

—¡Hola! —saluda ella y la pareja la abraza en señal de saludo.

Son sus padres.

De hecho ella es muy parecida a su padre. Parece un señor de entrada edad, incluso más grande que el mío. Es moreno, con rulos y ojos negros. A su lado la mujer risueña es morena pero su tez es más clara, del mismo tono que el de Luz. Y no tiene el cabello con rulos.

—Hola hija —saluda el hombre con tono tranquilo y a mi se me estruja el corazón pensando en que yo nunca voy a tener eso.

Sin embargo soy feliz por mi amiga.

Le sonrío al pasar por su lado. Y ella me presenta con sus padres.

Los señores Luther García.

—Mucho gusto —digo yo con una sonrisa y ellos me responden de la misma forma cálida.

—¿Cómo te llamas hija? —inquiere la madre de Luz.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora