☾Capítulo 38☽

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—¿Qué es eso Bi? —pregunta Dulce cuando entra en mi habitación y me ve sentada en mi escritorio, metiendo un objeto en una caja negra.

—Un regalo —le digo cuando la noto mirando por sobre mi hombro.

—¿Para quién? —inquiere con curiosidad.

—Un chico —le cuento y ella me observa con diversión mientras hace una mueca de asombro.

—¿Es tu novio? —su voz sale chillona, emocionada.

—No, no es mi novio —río y me encojo de hombros.

—¿Segura? —pregunta con curiosidad.

—Segura, solo es un amigo —miento pensando que él no es mi amigo. Sin embargo, acabo de guardar un regalo en una pequeña cajita negra para él,

Pensé en no regalarle nada, pero luego de que Elián se fue se me ocurrió que no podía llegar con las manos vacías, así que fui caminando por segunda vez al centro a buscar un regalo para él.

No había muchas cosas, pero cuando lo ví, supe que le iba a encantar.

O bueno, creo que tal vez exagero.

Sonrío al guardar el regalo en mi bolsillo y ponerme de pie. Me puse un jean negro y un suéter negro, así que por un momento me sentí J.

—¿Ángeles y papá no están no? —pregunté a Dulce y ella negó con la cabeza.

—¿Puedo ver los dibujitos con tu computadora? —preguntó señalando mi laptop y yo asentí con la cabeza.

—Puedes —le dije y le di un beso en la cabeza. Para luego irme.

Son las 18h cuando golpeo la puerta de la casa de J. Las luces están prendidas, así que solo espero unos segundos hasta que oigo que Lobo ladra del otro lado.

Acto seguido, la puerta se abre y aparece Grecia, la abuela de J en la puerta.

Cuando me ve me sonríe muy grande, como si no esperara verme allí.

Veo que parece ilusionado con ello. Noto, además, que trae un delantal con corazones con algunas manchitas de betún y masa de pastel. La mujer, además, tiene un poco de betún en su cabello blanco y una sutil mancha de harina en la mejilla.

Y así como se ve, es la imagen más adorable que vi jamás.

—Hola —la saludo cuando me ve y ella sonríe, asintiendo con la cabeza.

Luego, se hace a un lado, dejándome pasar. Y yo lo hago, siento al instante la calidez de su hogar y el aroma a pastel del ambiente, como si recién lo hubiera horneado.

Apenas pongo un pie dentro de la casa, veo que Lobo está sentado al lado de la puerta, observándome con detenimiento. Me huele las piernas cuando me ve pasar, como asegurándose de que soy yo.

—Hola a tí también —le digo y acaricio su inmensa cabeza.

El perro se tira al piso y pone panza arriba y lengua afuera esperando recibir mi saludo. Yo acaricio la panza del animal y luego me pongo de pie permitiéndole a Grecia cerrar la puerta.

La abuela de J me pide que la acompañe a la cocina y me muestra el pastel que acaba de hacer. Es un pastel color marrón por el betún de dulce de leche y le está haciendo picos con dulce de leche en el contorno superior.

Anotado, a J le gusta el dulce de leche.

Le digo a Grecia que es muy bonito, y ella habla conmigo sobre algunas cosas hasta que le pregunto dónde está J.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now