☾Capítulo 50☽

105K 9.4K 16.4K
                                    

Yo lo miro en señal de reproche.

Sin embargo, me trago por primera vez en mi vida el orgullo y saco la llave del contacto, para sostenerla en mi mano, hecha un puño.

J se gira a verme enojado, con el ceño bien fruncido y la mirada ennegrecida.

—Dámela —ordena y yo niego con la cabeza.

—No quiero ir a casa.

—Yo sí —responde con molestia.

Genial, ya está en plan "soy un tipo rudo y sin sentimientos y hago lo que quiero".

—J...

—Deja de ser una niña tonta y dame las llaves —me ordena exasperado, tendiendo su pálida mano frente a mí.

—Y tú deja de ser un idiota.

—Te estás comportando como una verdadera niña.

—No estoy haciendo nada.

J se detiene un momento, y me observa con el ceño fruncido. Entonces, veo que pasa una mano por su rostro en señal de rendición. Y entonces, me mira de nuevo.

—Tu ganas Tyson, no tengo paciencia para estos juegos —sentencia y hace un ademán para abrir el auto e irse. Pero yo no lo dejo, volviéndome a subir a su regazo como antes, con una pierna a cada lado de las suyas—. ¿Qué haces? Bájate.

—Perdóname —murmuro mirándolo a los ojos, arrepentida por haberlo tratado mal siendo que él no tiene la culpa de nada.

Pero no sé qué hacer.

Todo esto me tiene mal.

Aunque J no tiene la culpa de esto.

—Fue un día horrible —le digo mirándolo a los ojos, y dejando mis manos en su cuello, sintiendo su vena latir—. No me dejes sola.

Entonces, J posa sus manos en mi cintura, y me observa en silencio. No dice nada, pero me mira esperando que hable.

—Quiero contártelo J, te juro que quiero hacerlo pero tengo miedo —me lamento.

De verdad necesito alguien a quien soltarle todo lo podrido en mí, pero no quiero que me rompa el corazón.

—¿Miedo a qué?

—A que tú también estés jugando conmigo.

J parece confundido con mis palabras. Y frunce el ceño, en confusión.

Nunca tuve miedo de algo como ahora.

Pero ya no podría soportar una traición.

—No sé cuales son tus intenciones, y tengo miedo de que tú también me lastimes —murmuro por lo bajo, viendo la tormenta tras sus ojos negros.

Estoy segura de que si presto atención, podría ver el negro de la galaxia en sus ojos negros. Sus inexpresivos y devastadores ojos negros.

J suspira, y pasa saliva para verme.

Lo veo por un momento, inhalar con fuerza. Para luego soltar el aire, pesadamente mientras cierra sus ojos.

Y cuando deja de exhalar, me mira.

—Me llamo Jaziel Levi King, tengo veinte años y nací el primero de octubre del 2001 —empieza a hablar con serenidad y yo, miro sus ojos, tormentosos y destructores—. No tuve una infancia feliz, vivía con mis padres. Dos drogadictos que pasaban su vida metiéndose droga e invitando a sus amigos a casa. Yo veía como se drogaban y las bestialidades que hacían. Alguna que otra vez me inyectaron a mí, para ver qué me pasaba—ríe con amargura contándome esa parte.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora