☾Capítulo 55☽

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Mi cuerpo se siente dolorido y entumecido, como si tuviera un peso en el pecho que me dificulta el respirar.

Mi peso, hunde la cama y el frío de la habitación penetra mis poros.

Puedo sentir la suavidad de la tela de la manta bajo mi cuerpo, como si me acunara. A su vez, mi lengua se siente pesada en mi boca, y siento que hormiguea, lentamente.

Mi cuerpo no responde a ninguna de las órdenes de mi cerebro. Todo en mi quiere huir, pero no puedo hacerlo.

Estoy paralizada, y lo único que puedo hacer es ver mi cuerpo inerte.

Elián sujeta mi rostro entre sus manos y me observa, puedo ver el dolor y el miedo en su mirada y creo que yo lo observo a él de la misma forma.

Siento alivio cuando lo veo cubrir mi torso desnudo con la manta, y luego de asegurarse de que estoy bien, lo observo girarse a ver a Tomas, quien estaba en una esquina de la habitación, observando a Elián con terror luego de haber cerrado la puerta, aunque sin traba.

El ojiverde tiene las manos en puños, y no puedo ver su rostro de espaldas a mí.

Sujeta a Tomas desde el cuello de su remera, y puedo ver la expresión de pánico en el rostro del chico.

—¿Qué le hiciste? —inquiere enojado, lleno de ira, y sacude con violencia a Tomas quien sujeta sus manos hechas puños.

Elián espera una respuesta, mientras yo los observo, con dificultad para parpadear, sintiéndome cansada y aturdida.

Pero me esfuerzo por mantenerme despierta.

—¡No le hice nada! —llora Tomas. Es un mal nacido y lo único que deseo es que Elián lo mate.

—¡Te dije que con ella no hijo de puta! —le grita Elián.

—¡Perdón! —la voz de Tomás sale rota—. Perdón Elián perdón, pero no la toqué, no iba a hacerlo antes que tú.

—Eres un imbécil —Elián lo tira al suelo, con violencia y oigo el ruido del cuerpo de Tomas impactar en el suelo.

Oigo su quejido de dolor y puedo verlo cubrir el rostro.

—¡Perdón Elián! ¡Perdón!

—Te dije que ella no Tomás, ella no —murmura Elián, y yo siento que me voy a desmayar.

No entiendo nada lo que ocurre. Estoy confundida.

Entonces, oigo el suspiro pesado de Elián cuando Tomas se pone de pie.

—No tuviste problemas con todas las demás —espeta molesto, limpiando su ropa.

Luego, me mira de reojo.

—Ella no es especial Elián, como ninguna de las otras lo fue —le palmea la espalda al moreno, quien está de espaldas a mí, por lo que no lo veo—. Recuerda que todo esto fue tu idea, desde que empezamos a extorsionarla.

—Pero cambié de opinión —susurra Elián, con las manos en puños y yo... yo no puedo hacer nada más que llorar en silencio.

Todo en mi mente se aclara.

Y me consume el miedo.

Pero Elián me ama. ¿Verdad?

Es un error. Todo es un error y esto es una pesadilla.

Estoy soñando.

Debo estar soñando.

—Pero la amo —responde el moreno, negando con la cabeza, como si luchara con sus impulsos más animales.

Malas IntencionesΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα