☾Capítulo 28☽

134K 10.9K 24.3K
                                    

No volví al instituto.

No pude.

Solo fui a casa y me senté en el suelo de la ducha mientras el agua caliente mojaba mi cuerpo. Me abracé a mí misma tanto tiempo que no supe que hacer. Solo quise llorar, pero las lágrimas no salían. Tampoco pude pensar en nada.

Así que antes de que mis hermanas lleguen a casa salí del baño con mis rodillas rojas y la piel raspada, pero ya no brotaba sangre.

Arde.

Arde mucho.

Camino hacia mi habitación envuelta en una toalla y con el pelo goteando en mi espalda. Cierro las ventanas de mi habitación. Intento llorar, lo intento de verdad. Pero no hay nada en mí.

Luego mis hermanas llegaron y no pude resistirme, así que horas después estoy en el auto de mi papá rumbo al restaurante.

No pude ponerme un jean, dolía. Así que me puse una falda con pocos volados color vino que Manu me prestó y una camisa blanca y un blazer negro. Además, me puse unas medias finas negras que ocultaban el rojo de mis rodillas y no me dolían con el roce porque la piel empezaba a cicatrizar. Manu quiso peinarme, hacerme una coleta tirante, pero yo me negué y solo dejé mi castaño cabello caer suelto. Aunque sí acepté su ayuda con el maquillaje, solo porque me cuesta fingir una sonrisa y parece que un tren me pasó por encima.

Roberto habla con Ángeles sobre sus nuevos clientes de hoy, pero no presto atención.

Cuando llegamos al restaurante, veo que no somos los primeros. Así que noto que la tan puntual familia Rosenk espera afuera, junto con los socios de mi padre, Marcks y Poeh.

Veo a Elián, quien está parado junto a sus padres, mientras viste una camisa blanca y un pantalón de vestir azul marino y de repente, mi corazón empieza a latir tan rápido que siento que ya no puedo soportar tantas emociones en un día.

Cuando ven a mi padre, asienten con la cabeza y se dan la mano. Posteriormente, saludan a mi madre y luego a nosotras.
—Que grande están las niñas —dice Poeh, el socio más anciano de mi padre. El hombre una mirada que te perfora el alma y parece que sabe cada uno de tus secretos.

Nosotras saludamos y yo me comporto como una sobrina educada.

Los Rosenk esperan detrás, y mi padre los saluda.

—Jeremia —saluda estrechando la mano del padre. Jeremia es cliente de mi padre hace muchos años. El hombre es la copia exacta de Elián, solo que más maduro.

Luego de los saludos, veo que el moreno mantiene sus ojos en mí cuando estrecho su mano para saludarlo. Yo solamente giro la cabeza hacia otro lado, evitando que mis mejillas se ruboricen.

—Entremos —mi padre indica a los presentes para que entren, mientras tanto llegan cinco personas más. Yo no conozco a su círculo, así que me limito a saludar estrechando la mano de las personas.

—Adelante Señor Tyson —el recepcionista del costoso restaurante le da la bienvenida a mi padre y nos guía hacia la inmensa mesa que él reservó. Estoy segura de que habrá costado una fortuna.

Entonces, los presentes nos ubicamos en la mesa, y yo, me siento al lado de Dulce, dejando varios lugares disponibles a mi izquierda. Y noto que Elián, se sienta justo frente a mí, al lado de Marcks.

Poeh pregunta a mi padre si falta gente por llegar luego de unos minutos, a lo que él le dice que faltan un par de personas.

—Allí vienen —indica mi padre y entonces me giro para ver a una pareja de la edad de mi padre caminar hacia nosotros. La mujer tiene el cabello rojo y corto hasta los hombros, y el hombre, en cambio, es blanco de cabello castaño con rulos cortos. Ambos visten muy bien, propio de personas con bastante dinero.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now