☾Capítulo 39☽

146K 10.5K 19.6K
                                    

De un momento a otro, soy consciente que hay un pitido que me abruma y noto que mi respiración está agitada. Tanto que mi pecho sube y baja con violencia mientras el aire quema mis pulmones.

Mi garganta escuece y siento que mi rostro está caliente, por la ira que desborda mis poros.

Sus manos me sujetan con fuerza mientras que su cabeza, inclinada hacia abajo, hace que su cabello se vea despeinado, sin estructura. Como él.

La oscuridad de la habitación me impide verlo, solo se filtra una ranura de luz de noche por la rendija de su ventana cerrada e ilumina su rostro. Sin embargo, pronto mi vista se adapta a la oscuridad que nos rodea y puedo verlo con claridad.

Sus palabras me zumban en los oídos, como si fuera una ilusión. Sin embargo, sentir su aura lúgubre y devastadora envolverme, hace que un escalofrío recorra mi cuerpo, trayéndome a la realidad.

Sus ojos negros como una tormenta están casi ocultos tras sus cejas espesas y negras, lo cual, hace que su mirada se vuelva inestable y destructora.

—¡Dí algo! —gruñe mientras sus manos aprietan levemente el agarre sobre mis brazos. Y su pecho, cerca del mío, sube y baja erráticamente.

Miro sus labios, en una línea fina y noto que al hacer eso, J hace lo mismo observando mis labios. Y entonces, sin darme tiempo a soltar el aire que no sabía que tenía en mis pulmones, una de las manos de J me sostiene de la mandíbula, abarcando casi todo mi rostro y sin pedirme permiso alguno, pasa su otra mano disponible a mi espalda baja y se abalanza sobre mis labios, con hambre voraz y destructiva, ansiosa por probar mis labios.

J posa sus labios sobre los míos con enfado, apasionado y agresivo, reclamando mi boca como si fuera suya, enteramente para él.

Mis labios se separan en busca de aliento cuando él me asalta de forma dura y posesiva, bajando su mano para sujetar la parte posterior de mi cuello, impidiendo que se genere un espacio entre nuestros cuerpos.

Mi cuerpo cede al deseo de dejar que su lengua entre en mi boca, explorando con intensidad mi cavidad hasta encontrarse con la mía. El roce de su lengua y la mía se vuelve cada vez más demoledor, lo que provoca una sensación de deseo intenso.

La intensidad con la que J me toma hace que lleve mis manos a su nuca, enredando mis manos en su cabello y cierre los ojos, dejándome consumir por la tormenta que él creó para nosotros.

Puedo oír el latido de mi corazón golpeando fuerte contra mi pecho, junto la aceleración del suyo, golpeando contra mi pecho mientras nuestros labios se encuentran de forma enfadada, posesiva y a la misma vez, salvaje.

El tacto de su lengua y la mía deja sentir el sabor mentolado de su boca, embriagándome en una espiral de sensaciones. La violencia con la que sus labios se presionan con hambrienta necesidad contra los míos, me deja sentir su textura. Suave y a la misma vez un ligeramente áspera, como si se hubiera estado mordiendo los labios.

J se aparta apenas un centímetro y yo abro los ojos, viéndolo observarme con las pupilas tan dilatadas que lo único que puedo ver es su mirada salvaje, como si la fiera que lleva dentro estuviera a punto de desatarse, y yo, inhalo con fuerza, llenando mis pulmones, percibiendo en el aire su perfume varonil y excitante.

Siento que mi interior se empieza a calentar, y el tacto de mi cuerpo contra el de J me hace notar que su polla está dura y firme bajo la tela de sus jeans, presionando contra la tela suave y rugosa a la misma vez. Clavándose en mi abdomen, delatando su excitación.

Verlo así lo hace parecer dominante y poderoso, con su mirada oscura y excitante como si fuera la droga más devastadora, impregnando mis poros con el calor de su cuerpo y su aroma a hombre tosco y duro, posesivo y enloquecedor.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now