Jaziel

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Las personas van y vienen, sin preocupaciones y viviendo sus vidas perfectas y serenas.

Crecen, se enamoran, viven decepciones, se vuelven a enamorar, y luego mueren.

La muerte es inevitable, y la mejor manera de vivir es estar enamorado de ella, de la muerte.

Esperando el momento en el que la muerte se enamore de mí. Soñando con la dulce tranquilidad del beso de un alma, la cual te ayuda a dejar de sufrir.

¿Qué hubiera pasado si no hubiera ido al parque?

Sin embargo fui, y encontré una luz en medio de la oscuridad. Una luz que, sin quererlo y por mucho que lo evité, me destrozó el alma.

Pero la amo, y la amé desde el primer momento en que la ví.

Y si pudiera elegir, la volvería a conocer.

Camino con las manos en los bolsillos y mis auriculares en los oídos, escuchando pero no escuchando a la misma vez una canción que me sabía de memoria, pero nunca cantaba.

Pateo una piedra, pequeña con mi pie derecho, mientras observo una caseta blanca, un kiosco en el medio del parque.

Es temprano y el frío del invierno, en un día con apenas sí el calor del sol se sentía en la piel.

Pero no tengo frío. Aprendí a no sentir nada, y todo está bien así.

Todo mundo parece distante, perdido en sus pensamientos, igual que yo.

Pero hoy se siente distinto.

Frunzo el ceño cuando algo llama mi atención.

Hay una chica, muy extraña, saltando bajo un árbol mucho más alto que ella.

¿No se da cuenta de que no va a llegar?

Es una tonta.

Me acerco a paso lento, quitando uno de mis auriculares, aunque ella no me nota, solo está mirando con el ceño fruncido al estúpido árbol como si le debiera algo.

Se ve ridícula poniendo sus brazos en jarras, se ve obstinada y a la vez me da la sensación de que está un poco loca.

—No podrás conmigo.

O al menos lo suficiente como para amenazar el árbol.

Su voz se escucha dulce, pero no sé si lo que me llamó la atención es su apariencia obstinada o que muy probablemente necesita un psiquiátrico.

Segundos después, y sin notarme cerca suyo, se gira hacia el lugar contrario, y la observo caminar hacia un lugar del parte, del cual segundos después viene arrastrando algo.

Confirmo mi burda idea cuando veo lo que está haciendo. Ella está arrastrando una piedra que estoy seguro no puede levantar. Pero lo hace.

No sé por qué, pero se roba mi atención y me parece absurdo verla empujar la piedra en dirección a un árbol. Un árbol de flores rosas.

Un color horrible la verdad.

No tarda mucho en llegar de nuevo al árbol, colocando la piedra justo debajo de la rama más baja, sin notar que estoy del otro lado del árbol, observándola en silencio.

No sé por qué, pero el solo verla me provoca el odiarla.

La veo hacer intentos inútiles luego de subirse a la piedra, y con mucha dificultad levanta su mano para intentar alcanzar la rama, sin embargo como ya sabía, ella fracasa.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now