☾Capítulo 17☽

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En ese momento, muerdo el interior de mi mejilla y cierro los ojos para detenerme a sentir su cuerpo contra el mío. Dedicándome a inclinarme brevemente hacia atrás, lo suficiente para que no parezca intencional pero de una manera que me permita sentir el calor de su cuerpo traspasando su ropa y llegando a calentar mi piel.

Con los ojos cerrados pude sentir una tormenta de mariposas revoloteando en mi interior. Recordando el deseo inexplicable e incontrolable que sentí por su cuerpo la primera vez que hablamos, en aquella videollamada mientras él relataba en susurros las cosas que quería hacerle a mi cuerpo y me ordenaba tocarme para su placer.

Era una fantasía solamente, era algo lejano el imaginar su cuerpo presionando al mío y su manos rodeándome de esa forma, y aunque sus manos no me tocan, sentir la presión de su cuerpo es lo suficientemente capaz de provocarme.

No voy a mentir, muchas veces deseé poder tener a Lobo para mí.

Porque ahora no es J, sino que es Lobo.

Por un momento, pude sentir el calor del ambiente y un escalofrío provocado por su cuerpo presionando mi espalda me hace estremecer.

Entonces, sin saber por qué, decido hacer mi cabeza un poco hacia atrás y verlo por el rabillo del ojo. Y pude notar sus labios entreabiertos a centímetros de mi sien, con el calor de su respiración provocándome cosquillas.

Lo que J no podía ocultar ni aunque quisiera era el ritmo en que su corazón acelerado golpeaba contra su pecho. Y entonces, mirando hacia adelante, pude notar que sus brazos desnudos tenían los vellos de punta.

Es extraño y a la misma vez sumamente provocador pero me niego completamente a demostrarle que puede provocarme, después de todo, sigue siendo mi archinémesis.

Pero me es casi incontrolable apagar el sutil fuego que crece en mi columna vertebral, amenazando incendiar mi cuerpo.

J parece vulnerable, casi desarmado a mi alrededor lo cual me provoca el querer dominarlo.

Entonces, J parece que quiere apartarse de mi cuerpo, pero desiste al notar que si suelta las partes del proyecto, deberá volver a empezar. Lo cual, es algo que ninguno de los dos quiere.

Pero tal vez yo no quiero que él se aparte.

Solo quiero unos segundos más sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío.

Apreso mi labio inferior entre mis dientes y empiezo a ajustar las tuercas donde él me dice.

El problema es, que el leve movimiento de mi cuerpo contra el suyo le provoca escalofríos.

—No te muevas tanto —pide en una especie de susurro ahogado mientras su gruesa voz me genera cosquillas en la sien.

—Pero no llego —le digo la verdad. No soy una chica muy alta y donde él me pide que ajuste requiere que haga puntitas de pie.

—Solo hazlo rápido —me ordena, ocultando el deseo en su voz. Y lo sé, porque no es la primera vez que mi cuerpo lo provoca.

Asiento con la cabeza y me pongo en puntitas de pie, intentando llegar a la última tuerca mientras controlo mi respiración.

J suelta un gruñido cuando mis nalgas se frotan sin querer contra su bragueta de su jean, y yo, tal vez, me inclino hacia delante un poquito más de lo necesario para tentarlo aún más.

Puedo sentir que su sexo empieza a palpitar contra mi piel cubierta únicamente por la tela de mi falda.

Esta es la escena más erótica de mi vida, y no sé por qué, pero no quiero que se acabe.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now