☾Capítulo 29☽

158K 11K 18.6K
                                    


Observo a J frente a mí mientras su aura de oscura perversión me consume. Su mano metida en mi braga tiene dos dedos sobre mi clítoris resbaladizo y caliente. Mientras tanto, contengo la respiración.

Lentamente, puedo ver como saca la mano de mi braga, dejando mi clítoris resentido por su abandono.

J me observa a los ojos mientras mis labios entreabiertos buscan un poco de oxígeno para mis pulmones, mientras el ambiente empieza a calentarse conmigo en medio de la habitación, casi desnuda, y caliente.

Caliente... muy caliente luego de que mi vecino se haya colado en las sombras de mi habitación para decirme que merezco ser follada por portarme mal.

Mis mejillas se sienten calientes en comparación a las gotas fría de agua que recorren mi cabello y mojan la tela de la camisa, que apenas cubre mi cuerpo y delate mis pezones en punta. Y ahora, aquí estoy.

En bragas y una camisa mientras el mismísimo diablo en persona amenaza con poseerme, castigarme y torturarme por mi desobediencia.

Así... me gustaría ser una chica mala más seguido.

Jaziel, el maldito y perverso demonio con nombre de ángel observa sus dedos, mojados, calientes y resbaladizos por mis jugos delatores. Puedo ver una especie de sonrisa en su rostro neutro, que ahora, se transforma en el rostro de la maldad hecha persona.

Se que lo disfruta, disfruta tenerme frente a él con apenas una camisa cubriendo mis senos y una braga negra la cual cada vez se empapa más.

—Vete... —pido con la voz entrecortada notando las intenciones de J de avanzar y acortar la distancia que nos separa.

Sin embargo, me ignora y da un paso hacia mí, haciendo que mi cuerpo quede apenas si a unos centímetros del suyo. Mi rostro queda a la altura de su pecho de tan alto que es, así que tengo que ver hacia arriba para encontrarme con sus ojos negros como la misma oscuridad que nos rodea. Aunque sus pupilas brillan con perversa hostilidad.

Como si él fuera una bestia, dispuesta a poseerme y doblegarme a su antojo.

Y tal vez... tenga razón.

Miro hacia arriba y noto que me observa con la respiración calma y profunda golpeando mi rostro.

Contengo la respiración al sentir que avanza aún más, y yo, en cambio, lo esquivo y camino hacia la ventana que da hacia la casa de Elián, la que da hacia mi árbol, por la que subió.

Estiro la mano dispuesta a abrirla para que se vaya y me deje sola. Para que no note lo mucho que puede jugar con mis emociones con una simple palabra. Porque aunque él quiera ser el diablo en esto, yo soy la que manda.

Empiezo a levantar la ventana cuando de repente noto que hay alguien abajo, y entonces noto que Elián acaba de meterse a mi patio trasero.

En ese momento me hago a un lado, y noto que J está a mi lado.

—¿Qué ocurre? —inquiere al verme contra la pared, y con la mano sobre la boca para no hacer ruido.

J mira con su rostro neutro por la ventana y nota que Elián está allí, justo en el momento en que una pequeña piedra impacta contra la ventana.

—¡Muévete! No dejes que te vea —chillo mientras tomo la mano de J y tiro de ella hasta que el peliblanco queda frente a mí.

—Veo que llegó tu príncipe azul —se mofa con sorna mientras se detiene frente a mí, y me observa analizando cada uno de mis movimientos. De repente, noto que hay algo dentro de él. Algo pica dentro suyo.

Malas IntencionesWhere stories live. Discover now