❝Tipo de ansiedad que tiene que ver con el miedo a la muerte, el proceso de morir o perder a un ser querido.❞
Con la llegada de la guerra, James Potter tiene miedo de perder a las personas que ama.
Hay gente que tiene miedo de morir, el simple hecho...
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El último día de Christopher con Los Merodeadores había llegado, y todos estaban algo nostálgicos.
El pequeño había ocupado un lugar muy importante en los corazones de los chicos. En poco tiempo todos se encariñaron y lo consideraron parte de la familia.
Se encontraban en el Ministerio. Sirius, Remus, James y Alexandra rodeaban al pequeño Christopher para poder despedirse.
–Y cuídate mucho. –finalizó James cerrando el cierre de su abrigo.
–¿Nos volveremos a ver?
–Dalo por hecho. –sonrió Remus. –Cuando esto termine nos juntaremos y pasaremos un lindo día juntos.
–Y nos presentarás a Clifford, no creo que sea tan buen perro como dices. –gruñó Sirius.
Chris lo miró confundido y Sirius tapó su boca con ambas manos. Remus lo golpeó en la pierna.
–No le hagas caso. –negó Alex. –Te escribiremos algunas cartas, y para tu cumpleaños enviaremos un regalo, lo prometo.
Los ojos verdes de Chris se llenaron de lágrimas y se lanzó para abrazar a los cuatro de una forma media extraña.
–Los voy a extrañar.
–Nosotros a ti, Fire. –sonrió Sirius.
Todos se separaron y se oyó un quejido a unos metros.
–¿Pueden dejar de ser tan emotivos y dejarlo marchar? Debo llevarlo hasta Estados Unidos por si no lo recuerdan.
James rodó sus ojos ante las palabras de Moody y le revolvió el cabello a Chris por última vez.
–Por cierto, ten esto. –dijo Remus sacando una fotografía de su bolsillo trasero de sus pantalones.
Chris tomó la fotografía en movimiento y la miró con atención, a los pocos segundos sonrió.
La fotografía los mostraba a cuatro de Los Merodeadores junto a Chris en el patio trasero de la casa de los Potter.
Chris estaba riendo a carcajadas mientras Remus golpeaba la cabeza de Sirius de forma juguetona, así y todo ambos sonreían. Junto al menor, Alex sonreía hacia la cámara pero a los segundos rodaba sus ojos divertida mientras James besaba su mejilla.
–La guardaré muy bien. –sonrió mientras abría su mochila y la guardaba dentro
El pequeño acomodó mejor su mochila sobre su espalda y se giró para comenzar a caminar con Moody, pero a los pocos segundos frenó y se giró nuevamente.
Alastor suspiró frustrado pero no interrumpió al menor. Nunca lo aceptaría, jamás, pero le generaba algo de felicidad el hecho de que Christopher se sienta mejor y se lleve bien con Los Merodeadores.
