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Sam yacía muerto en frente suyo

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Sam yacía muerto en frente suyo. Sus ojos claros estaban abiertos, pero no reflejaban nada, se veían perdidos, sin brillo y estáticos.

Él era de esas personas que transmitía mucho con una mirada, era difícil no saber qué sentía o pensaba al ver sus ojos, reflejaban demasiados sentimientos.

Alexandra quiso caminar hasta él, pero sus pies no le permitían moverse. Miró hacia abajo asustada, y pudo ver cómo los mismos estaban amarrados con cadenas gruesas y pesadas. Volvió su vista al chico, notando cómo el charco de sangre se hacía más grande debajo suyo.

–¡Sam!

Abrió sus ojos exaltada, pero sintiéndose aliviada al notar que estaba en su hogar y todo había sido una pesadilla.

Pasó las manos por sus ojos, limpiando los restos de lágrimas. Se quedó un rato allí, regulando la respiración y relajando su mente de aquel acontecimiento.

Recién allí, diez minutos después, se percató de la ausencia de James. Frunció el ceño un poco confundida, últimamente él dormía hasta tarde ya que muchas veces se levantaba por culpa del llanto o quejas de Alexandra, producto de sus pesadillas.

A James no le molestaba el despertarse, todo lo contrario, lo agradecía ya que sabía que de no hacerlo ella no lo llamaría y se quedaría despierta lamentándose o pasándola mal, completamente sola.

Alex refregó sus ojos nuevamente al sentirlos húmedos, pero antes de largarse a llorar se levantó y colocó en su cuerpo uno de los suéters de James. En este caso, era uno de color crema que llegaba a la altura de sus muslos, unos dedos arriba de las rodillas.

Salió de la habitación arrastrando sus pies y abrazándose a sí misma, había una baja temperatura y no estaba muy abrigada que digamos. Por suerte, de a poco los días iban siendo más cálidos, ya que entraban en la primavera.

Alex bostezó y comenzó a preocuparse al notar que James tampoco estaba en la cocina. La casa estaba completamente a solas y en silencio, excepto por la pequeña Olivia que jugaba con uno de sus juguetes en la sala de estar.

Relajó su cuerpo al notar una pequeña nota sobre la mesada.




“No sé si estarás despierta, pero fui al centro a comprar algunas cosas para el cumpleaños de Lunático. Estaré con Canuto.

No, no es necesario que te preocupes. Y sí, nos comportaremos y no romperemos nada. No ruedes los ojos, tengo el presentimiento de que acabas de hacerlo.

              —Te ama, el mejor esposo de todos, claramente, dah.”




Alex soltó una pequeña risa y dejó la nota sobre la mesa, mirando con indecisión la cocina.

Desde que había regresado a su hogar James no permitía que hiciera mucho. La mayoría de las veces él insistía en que no cocinara o se tomara el tiempo en limpiar u ordenar, prefería que pase el tiempo descansando o haciendo otra cosa.

THANTOPHOBIA; James PotterWhere stories live. Discover now