| 𝟰𝟯 |

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“Las almas gemelas no siempre están destinadas a estar juntas, yo tuve que soltar a la mía para comprenderlo

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“Las almas gemelas no siempre están destinadas a estar juntas, yo tuve que soltar a la mía para comprenderlo...”

Alexandra dejó el pergamino a un lado y suspiró mientras refregaba su rostro. Acercó las rodillas a su torso, abrazándose a sí misma mientras analizaba el resto de los escritos de Sam.

James ingresó a la habitación, encontrándose a la chica sentada en el suelo con su espalda apoyada en la cama. Vestía una remera grande perteneciente a Remus y un pequeño short. Reprimió una risa al ver que llevaba una calceta de cada color.

Se acercó a pasos lentos con cuidado de no pisotear los pergaminos desparramados por el suelo, y tomó asiento a su lado, tendiéndole una taza de café.

–Gracias.

–¿Cómo vas con esto?

Ella sonrió a medias y elevó sus hombros.

–Estoy perdida.

–Puedo ayudarte. –se ofreció tomando uno de los papeles.

Alex sonrió enternecida y asintió.

–¿Crees que sea buena idea?

James la miró, y pudo notar la inseguridad en su rostro. Se volteó un poco y la tomó de mano.

–Claro que sí. –respondió, aunque esa respuesta no fue suficiente para relajarla. –Era su sueño, y me parece un gesto realmente lindo el que quieras publicar un libro con sus escritos. Esto... –tomó alguno de los papeles. –... merece la pena, es arte.

Alex sintió que sus ojos picaban y asintió mientras sorbía su nariz, reacomodó los pergaminos bajo la atenta mirada de James, ya no le daba la cabeza para seguir leyendo y prefería no saturarse. Él suspiró y besó su sien mientras sobaba su brazo con cariño.

–¿Qué cenaremos?

–No cenaremos pizza.

James ladeó la cabeza y sacó hacia fuera su labio inferior, Alex soltó una risa y bebió un sorbo de café.

–Por favoooor.

–James, hace semanas venimos cenando eso, desde que nos mudamos.

–Pero no cenamos eso todas las noches, prometo que será la última y luego cocinamos juntos.

–No.

–¿Por favor?

Alex lo miró con seriedad, a lo que él sonrió inocentemente mientras cerraba sus ojos con fuerza, esto provocó que sus anteojos se deslicen un poco.

–James...

–¡Perfecto! Entonces una de doble queso. –aplaudió mientras se levantaba.

–Pero...

–¡Te amo!

Alex soltó una risa al oír cómo bajaba las escaleras corriendo. Devolvió su vista a los pergaminos que ahora se encontraban en una pequeña pila, analizando qué hacer con ello.

THANTOPHOBIA; James PotterWhere stories live. Discover now