❝Tipo de ansiedad que tiene que ver con el miedo a la muerte, el proceso de morir o perder a un ser querido.❞
Con la llegada de la guerra, James Potter tiene miedo de perder a las personas que ama.
Hay gente que tiene miedo de morir, el simple hecho...
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Lo primero que vió al abrir los ojos era oscuridad. El lugar era húmedo, frío y sin luz alguna. Podía oír una gotera en alguna parte de la habitación.
Su respiración comenzó a acelerarse al darse cuenta donde estaba, hasta el momento no había recordado todo lo sucedido, y su mente comenzó a trabajar a mil por hora rememorando los eventos anteriores.
Tocó su cuerpo, intentando verificar si tenía alguna herida, pero no había rastro de alguna lastimadura o algo similar. Aún así, su cuerpo dolía como nunca.
Juntó sus piernas contra su pecho, intentando darse algo de calor y tranquilizarse. Sus manos apretaron su cabello con fuerza, mientras cerraba sus ojos y contaba mentalmente.
–Todo está bien. –susurró para sí misma.
Sus manos se dirigieron a su cuello al sentir que el oxígeno no ingresaba, tragó en seco y comenzó a respirar hondo, obligándose a sí misma a controlar la situación.
Frunció su ceño al recordar a Sam, comenzó a mirar a su alrededor, aunque la oscuridad no se lo permitía mucho. Por suerte, a través de unas rejas que se encontraban a unos metros, ingresaba un poco de luz proveniente de una especie de pasillo.
Jadeó al ver el cuerpo de Sam a un costado, intentó levantarse para caminar hasta él, pero unas cadenas amarradas en sus tobillos se lo impidieron, solo le permitían estar a unos pasos de él.
Ella enfocó su mirada, prestando atención a su respiración, se relajó al ver que su pecho subía y bajaba.
Volvió a su posición anterior, y comenzó a pensar en donde podría estar.
Parecía una especie de calabozo o sótano ya que desde su lugar podían verse unas escaleras, aunque no estaba segura.
Tampoco sabía cuántas horas habían transcurrido, parecía ser de noche, pero podía estar equivocada.
–Alex.
Ella se giró, y suspiró al ver que Sam se estaba acomodando, tenía una mueca de dolor en su rostro.
–¿Estás bien?
–Si, ¿tú cómo te encuentras? ¿Sucedió algo? –preguntó él en voz baja.
–No. –sacudió su cabeza. –Yo no... recién despierto, no entiendo nada y...
–Hey, hey. –dijo al ver que comenzaba a alterarse. –Tranquila, veremos qué hacer y...
Unos pasos acercándose interrumpieron al par, ambos miraron la reja, donde varias sombras se encontraban.
Un pequeño chirrido sonó al mismo tiempo en que la puerta se abría, y tres personas ingresaron. Alex rodeó su cuerpo de forma instintiva, Sam apretó sus labios mientras miraba a los individuos acercarse.
Con un movimiento de varita, encendieron varios candelabros que habían, dando bastante luz al lugar.
Alex colocó una mano enfrente de sus ojos al sentir que la luz quemaba un poco, había estado bastante tiempo en la oscuridad y le costaba acostumbrarse.
