Capítulo 16

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Cuando Luna sale de la habitación de Martín, se encuentra con una imagen que hacía mucho que no se topaba de frente. Aitana juega en la palma de su mano con el asa de una bolsa mientras Luis deja un reguero de caricias en su espalda.

Es una imagen cualquiera, que no tiene nada de especial, pero le hace sonreír porque sabe que a eso tan cotidiano era a lo que aspiraba Martín con ella. A esa magia que encierra la rutina.

- Hola- saluda provocando que ambos levanten la vista hacia ella- Martín está bien- aclara porque la extraña que estén allí- Bueno, como siempre- matiza para ser realista.

Los labios de Luis se curvan genuinamente.

- En realidad veníamos a invitarte a tomar algo- se adelanta incorporándose.

- Aunque si no tienes tiempo, lo entendemos- se excusa Aitana algo apurada agarrándose a la mano de su marido.

- En la calle de enfrente hay una cafetería que tiene muy buena pinta- acepta Luna la invitación porque, como ellos, está deseando retomar esa normalidad con ellos.

Mientras Luna y Aitana se acomodan en una mesa algo apartada, Luis se toma la libertad de acompañar las consumiciones que le han pedido con unas porciones de tarta.

- No hacía falta- señala Luna al verle llegar pero empezando a salivar.

- Si esa chiquitina sale a su padre, seguro que me lo agradece- responde guiñándole un ojo que provoca que su mano se dirija en una caricia por su vientre.

- Por cierto, esto es para ella- señala Aitana posando una pequeña bolsa en la mesa- Sé que es pronto, pero no me pude aguantar. Lo vi en la sección de saldos y me pareció divino- se excusa mientras la chica desenvuelve esa bandera blanca que le tienden sus suegros en forma de un pequeño bañador de cuadros vichy en color amarillo decorado con un volante.

- Voy a tener que hacerme uno a juego- bromea Luna poniéndoselo por encima.

- Para cuando aprenda a nadar en la pisci de los abuelos- añade Luis ligeramente emocionado apoyándose en su mano asegurándole implícitamente que siempre serán su familia aunque Martín no esté.

A pesar de las diferencias que han podido existir entre ellos durante las últimas semanas, la conversación, en la que la protagonista es esa pequeña a la que Luna aún no se ha atrevido a poner nombre, fluye con naturalidad. Es curiosa la forma en la que las miradas cansadas de sus suegros se han transformado en un destello de esperanza. Luna se pregunta si su mirada también ha cambiado ahora que empieza a permitirse disfrutar de esa etapa de su vida que llevaba tanto esperando.

- ¿Tú estás mejor?- se interesa Aitana cuando ya han acabado esas porciones de tarta que pidió Luis.

Es cierto que Luna no le dio demasiados detalles sobre su salud en su última conversación, pero sabe por su hija que ha tenido que seguir un tratamiento debido a que no está tolerando demasiado bien la ingesta de alimentos. Aunque si tiene que juzgar por esa merienda, parece que su nuera ha recuperado el apetito.

- Mucho mejor. La doctora me ha retirado el tratamiento aunque me hará analíticas cada semana al menos un tiempo más- explica sintiéndose orgullosa de ese pequeño gran avance que parece haber hecho su cuerpo.

- Menos mal, cielo- reacciona Aitana dejando una caricia maternal sobre su mano.

Luna tiene que contener la emoción que últimamente desborda su cuerpo ante ese gesto. Puede parecer sutil, pero siempre ha pensado que Aitana y ella formaban buen equipo, que, a pesar de los estereotipos, tenían un vínculo especial y le emociona darse cuenta de que quizá no todo ha cambiado tanto como su cabeza le quiere hacer creer.

Más allá de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora