Capitulo 39

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Sinceramente, Luna aún no tiene ni idea de cómo han sido capaces de subir hasta casa los tres sin tener que volver a urgencias. Al menos Estela, por el momento, parece descansar tranquila en su carro y Luna aprovecha esos segundos de paz, que cada vez duran menos, para acompañar a Martín hasta el sofá procurando ayudarle para que apoye lo menos posible la pierna derecha.

- Con cuidado, eso es- indica ayudándole a sentarse sin poder evitar que una espinita se le clave en el pecho al ver la frustración de Martín reflejada en su gesto serio- Ya está. ¿Bien? -pregunta agachándose de rodillas después de lanzar una mirada al carro porque ha oído a Estela moverse y teme que se haya despertado.

Martín se limita a encogerse de brazos. Después de su paseo matinal, ir a rehabilitación y estar un rato en el gimnasio donde muchas veces vuelca su frustración y poco a poco van apareciendo avances, su pierna derecha le ha fallado al subir las interminables escaleras del metro. Después de todo el trabajo, su esfuerzo se ha precipitado por la borda como sus ilusiones por un estúpido escalón. Y la vergüenza que eso supone para él, ha hecho que solo haya querido llamar a Luna. Ni siquiera ha creído ser capaz de soportar la mirada desilusionada de sus padres de nuevo al verle incapaz de levantarse del suelo.

Luna ha tenido que ir buscarle asustada después de haber sido incapaz de avanzar nada con el trabajo que se había asignado hacer desde casa durante la mañana porque Estela ha reclamado su brazos y su llanto apenas ha cesado durante unos segundos. En urgencias le han echado un ojo a Martín, al que van a derivar al traumatólogo en espera de los resultados de las pruebas que le han hecho tras mencionar que quizá haya que operarle de la rodilla.

Una posible operación que ha caído sobre ambos como un jarro de agua fría, aunque ni siquiera se hayan atrevido a conversar sobre ello. Quizá porque los dos sienten que les falta energía tras una mañana demasiado larga, pues a ambos les da la sensación que han pasado siglos desde que les han despertado los sollozos de Estela.

- Bajo un momento a la farmacia, ¿vale?- le advierte mientras coge el papel de las recetas que han mandado al chico- No tardo, no te muevas- le pide antes de dejar un beso en la frente para coger las llaves, la cartera y a Estela, que solo parece quedarse tranquila cuando la acurruca en su pecho.

Afortunadamente, la farmacia está en la calle paralela y, aunque Estela aún parece inquieta, ya no llora como hace unas horas, cuando intentaba trabajar en el despacho. Mientras espera en la cola con la pequeña en brazos, suspira mirando alrededor. Por si ya no tenían suficiente, el cuerpo de Martín parece ser incapaz de soportar el ritmo al que este le lleva y lo peor, es que no le sorprende haber terminado hoy en urgencias.

Su mirada se desvía hacia la parte con productos infantiles y recuerda que les hace falta un bote nuevo de la crema de Estela y unos discos absorbentes para ella. Aunque, cuando alza la mano para cogerlos, duda por unos segundos. No puede negar que es una duda que cada vez más se cuela en su ya de por sí ocupada mente. Desde hace unos días, cuando el cansancio vence por fin a Estela y hay un momento de silencio y paz, ha estado leyendo todo lo habido y por haber en cuanto a leches de fórmula que ha sido capaz de encontrar. Aunque los múltiples beneficios de la leche materna en los primeros meses de vida martillean su conciencia cada vez que sopesa la opción.

No sabe cuánto tiempo va a ser capaz de alargar dar el pecho porque, desde que Estela ha cumplido tres meses y están en esa rara crisis de lactancia, todo es distinto. Aunque lo ha intentado, sus obligaciones en el atelier no se pueden llevar a cabo completamente desde casa y, a pesar de que le hubiera gustado que todo fuera de otra manera, si quiere poder sacar adelante el proyecto que tienen entre manos, va a tener que volver presencialmente al trabajo de forma más continuada y no ser ella quien esté con la pequeña en cada toma. Además, desde hace unas semanas en las que Estela está rara, las tomas se hacen más largas y lo cierto es que no consigue sentirse a gusto utilizando el sacaleches con el que siente que pierde el mismo tiempo con la diferencia que encima ni siquiera tiene a su hija con ella.

Más allá de la LunaWhere stories live. Discover now