Capítulo 52

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La vista de Martín se emborrona y casi agradece el sonido del timbre cuando le interrumpe intentando cuadrar los números que tiene delante. Echa un rápido vistazo a Estela para asegurarse que sigue dormida antes de abrir.

Luna aguarda nerviosa. Un impulso ha actuado por ella en cuanto ha visto ese aparcamiento libre decidiendo que era mucho mejor subir a por Estela que llamar a Martín para que se la baje al coche como muchas veces acostumbran. Sin embargo, desde ese mismo instante, un hormigueo constante sacude su estómago. Un hormigueo que solo parece silenciarse con el trotar de su corazón cuando los brazos de Martín la rodean.

- Feliz vuelta al sol- susurra en su oído provocando en ella una sonrisa que esconde en su pecho.

- Gracias- agradece inspirando su aroma, ese que hace demasiado no respira tan cerca.

- La niña está dormida, igual con suerte al pasarla al coche te aguanta- le indica haciéndola pasar.

Para Luna no pasan desapercibidas dos cosas. La primera es que Lía no está en casa y, a juzgar por la apariencia del salón, o hace mucho que no pasa demasiado tiempo por allí, o Martín ha tomado el mando de ese piso. La segunda que, pese al orden impoluto que reina, varias hojas garabateadas rompen con esa dinámica en la mesa del comedor.

- ¿Agobiado con el trabajo?- se interesa señalando la mesa.

- Ah, eso- se da cuenta Martín mientras se rasca la coronilla.

Por un momento al verla había olvidado esas cuentas que le llevan rondando la cabeza gran parte de la mañana.

- Estaba planificando mis gastos ya que Lía no tardará mucho en mudarse con Víctor- admite con sinceridad aunque cabizbajo.

Nunca antes había tenido que hacer cuentas para planificar sus gastos más allá de para estudiar la viabilidad de un proyecto y mentiría si negara que esta nueva situación no le tiene algo nervioso.

- Joder, Martín- murmura cayendo en la cuenta- En la cuenta común hay dinero de sobra si lo necesitas. ¿Sigues pasando ahí dinero cada mes?- cuestiona verdaderamente ajena a ese asunto, pues los últimos meses el dinero es en lo último que ha pensado.

- Sí, pero no vamos a hablar de eso hoy- frena esa conversación- Además, seguro que tienes grandes planes para hoy.

- Mi planazo de hoy es disfrutar de la tarde completa con nuestra chiquitina- afirma con un brillo especial en la mirada al observar la respiración pausada de Estela.

Compaginar planes a mediados de agosto no siempre es fácil, por eso, sus amigos le han asegurado que en septiembre celebrarán su tercera década como merece. Además, sus padres están en Barcelona pasando unos días con su abuela. Aunque lo cierto es que, para ella, disfrutar del día con la persona que más especial le hace sentir le parece más que suficiente.

- No te niego que ese sea un gran plan, pero, ¿de verdad no vas a hacer nada por los 30?- cuestiona incrédulo.

En realidad, no son pocas las propuestas de fiestas que Luna ha tenido en los últimos meses. Propuestas que ha logrado ir esquivando con diferentes excusas. Finalmente solo hay un plan al que ha sido imposible encontrar una negativa o postergar.

- El domingo mis padres hacen una comida especial, ya sabes... aunque les he pedido que seamos los de casa y ya- titubea

- A la tarta de tres chocolates que seguro te harán tus padres y Alba no puedes negarte- bromea con una sonrisa por lo cotidiano y familiar que le resulta ese recuerdo- Oye, en serio, no puede ser que hoy no vayas a hacer nada especial- insiste haciendo que Luna se encoja de hombros.

- Pasar toda la tarde con nuestra hija sin trabajar es muy especial- replica no faltando a la verdad.

Es cierto que en estos meses han sido muchas las ocasiones en las que ha sentido que ella era la única que llevaba el peso del cuidado de su hija. Pero también es cierto que en todo ese tiempo son incontables los momentos en los que con un ojo vigilaba a Estela y con el otro intentaba avanzar asuntos del trabajo. Hoy, quiere que eso sea diferente.

Más allá de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora