Capitulo 33

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Jamás había sentido que el tiempo pesara tanto. Apenas entran más que las luces de la ciudad que nunca duerme por la ventana y el sillón en el que está sentado es muy incómodo, no entiende cómo Luna ha sido capaz de pasar noches enteras velando su sueño en uno parecido.

Hace frío. O tiene frío, no lo sabe muy bien. Puede que el ambiente de hospital sumado a la trinchera que ha creado Luna tumbada de espaldas a él tengan mucho que ver.

Aunque una parte de él agradece esa distancia que ha puesto la chica porque lleva horas pensando qué decir porque siente un vacío tan grande en el cuerpo, que no cree que sea capaz de articular ni una sola frase con sentido.

Luna hace rato que ha optado por girarse en la cama tratando de ocultar unas lágrimas que recorren sus mejillas sin que ella pueda hacer nada por detenerlas.

Martín ve su cuerpo temblar y siente que se choca contra un muro por no saber consolar ese dolor y ese miedo que también siente. Aunque supone que de otra manera, pues al fin y al cabo esos meses de sueño profundo le privaron de poder crear un vínculo como el que Luna estaba tejiendo.

Además, ver así a Luna le produce un dolor aún mayor, así que acaba avanzando hacia la cama y toma asiento sobre ella. Alza la mano y la enreda en la melena despeinada de Luna.

- Luna...- susurra con algo de temor a que sus ojos miel busquen una respuesta que no tiene en él.

No le da tiempo a decir nada más, ni siquiera Luna consigue reaccionar algo aturdida cuando la luz del pasillo les sobresalta iluminando parte de la habitación dejando paso a Lía, que se adentra con cuidado.

Martín, después de su desafortunado comentario en un momento completamente inapropiado, ha necesitado unos segundos para tratar de asimilar lo que está pasando.

Luna ha roto aguas y su hija está a punto de llegar. Algo con lo que no contaban a falta de cinco semanas para llegar a término. Cinco semanas que, especialmente para Martín, eran importantes pues señalaban una fecha que prácticamente se grabó desde que despertó. Una fecha que marcaba un principio y un final. Así que ahora mismo se siente completamente desbordado. Esto no era lo que tenía previsto y a él siempre le ha puesto nervioso todo lo que se sale de sus esquemas y planificaciones.

Los leves sollozos que le llegan de la habitación de al lado, le dicen que no es el único que se siente así. Además, por un momento ha olvidado lo realmente importante y es que cinco semanas de cuarenta, son un porcentaje grande y eso, puede tener secuelas tanto en su hija como en Luna. Y es esta reflexión la que le hace darse cuenta que hay algo más importante ahora mismo que cómo se siente él o cuán alterados quedan sus planes.

- Siento mucho lo que te he dicho antes- se disculpa algo apurado agachándose frente a Luna- No quería decirlo. No contaba con que esto podía pasar y...-trata de excusarse- Ey, cariño, lo siento mucho- llama su atención dejando una caricia en su mejilla que arrastra alguna lágrima- Lo siento- insiste en un intento por reparar el daño que ya le ha causado- ¿Te duele?- pregunta acariciando la mano de Luna que trata de cubrir su vientre en un vano intento de cambiar una realidad inminente.

Luna se encoge de hombros porque ahora mismo la culpa y el miedo vencen al dolor por goleada.

- Solo quiero que esté bien- murmura porque realmente ese dolor intermitente que la lleva acompañando horas, hace minutos que ha quedado opacado por el miedo- Ponte de pie, no debes...- indica al darse cuenta que la postura en la que está Martín no es la óptima para su recuperación.

- Da igual- niega con la cabeza- Te quiero, ¿me oyes?- la recuerda en un burdo intento por animarla mientras busca en su cabeza las palabras que en verdad supone que Luna espera de él- Deberíamos...ahora tenemos que...-empieza a decir rascándose la nuca sin tener ni idea realmente de cuáles son los pasos que tienen que seguir ahora.

Más allá de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora