Capítulo 32. Tenías razón.

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'Cause the world is 'bout a treat

When you're on easy street

'Cause the world is 'bout a treat

When you're on easy street...

Cierro los ojos y exhalo el aire en mis pulmones.

Otra vez no, por favor.

Va a volver a sonar, lo sabes.

Lo sé.

Tenía razón.

También lo sé.

Y efectivamente, la melodía empieza a entonarse de nuevo, desde el principio.

Era la vigesimotercera vez que sonaba durante el día de hoy.

La voz llevaba la cuenta.

Sí, la llevo.

Ya lo sé, lo acabo de afirmar.

Vuelvo a suspirar de forma temblorosa mientras seco el incesante sudor que cae por mi frente con la manga de la raída sudadera sucia que Dwight me ha obligado a ponerme.

La gran "B" roja que llevaba mal pintada en el pecho me recordaba que estaba marcado.

Y no solo a mi, sino también al resto.

Así que el trato hacia mi por parte de todo El Santuario no me hacía falta imaginar cuál sería.

Me hago un ovillo en el suelo cuando siento que el aire empieza a faltarme. Apenas puedo estirar las piernas en este cubículo en el que estoy metido.

Recibo el frescor de la superficie cuando pongo la mejilla en esta, en un ridículo intento por sofocar el calor del pequeño espacio.

La única luz que ilumina el lugar es la que se cuela por la ranura de la puerta, y es eso lo poco que alcanzo a ver, como algunas botas van y vienen por los pasillos del sótano, pero nada más.

Había perdido la cuenta de cuántos días llevaba aquí.

De cuántas semanas quizá.

Era curioso que de eso no se hubiera encargado la voz, pero de torturarme recordándome las veces que la infernal música había sonado, sí.

¿Me lo estás reprochando?

- Cállate. – murmuro.

Mi voz suena rasgada.

Áspera.

Inhumana. 

El agrio olor de la escasa y caducada comida que Simon me había traído hacía ya unas horas, llegaba a mis fosas nasales desde la esquina en la que el plato de plástico estaba.

Comida.

Un pedazo de pan mustio con comida.

Con comida para perros.

Había venido en un par de ocasiones a traerme esto.

Era su forma de burlarse.

De reírse de mi.

De recordarme sin necesidad de palabras como había sido capaz de pasar por encima de mi sin que yo lo hubiera visto venir.

Como había puesto a todo el mundo en mi contra a mis espaldas.

Como había creado un plan sin que pudiera anticiparme.

Sin capacidad de contraataque.

Cual cobarde.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now