The Walking Dead: Nuevo Mundo

Capítulo 21. Tormentas pasadas, presentes y futuras.

Tengo una mala costumbre, y es que creo que mi vida tiene una cierta estabilidad.

Que todo es seguro.

Pienso mientras oigo la tierra ser removida por una pala.

Que nada puede pasarme, ni a mi ni a los míos.

Afirmo tras ver como depositan en el agujero frente a mi, al cadáver envuelto en mantas.

Mi mente parece no querer contemplar la idea de que, algún día, más pronto que tarde en este mundo, todo acabará.

Dejarán de existir.

No soy especial, ni quiero creerme que lo soy, a todos nos llegará ese día antes o después.

Yo incluido.

El problema viene, cuando vives en este mundo.

Y es que nadie te prepara para perder a tus seres queridos de formas horribles.

Incluso de ser testigo de ello.

Porque nada te garantiza la cantidad de tiempo que estarán contigo.

O tú con ellos.

Antes tampoco, pero ahora las probabilidades de morir habían aumentado.

Y esa constante idea, ese constante pensamiento de que todo puede acabar de un momento a otro, empezaba a devorarme en una ansiedad asfixiante.

"Nunca estás a salvo. Solo hace falta un segundo... Un segundo, y se acabó."

Las palabras de Rick vuelven a brotar en mi mente antes de que me de cuenta, con intención de anclarse en mi cabeza durante mucho tiempo. Recordándome la estremecedora realidad que nos rodea.

Un irritante martilleo se instala en mis sienes después de ver como todos los miembros del grupo echan tierra dentro de la tumba bajo las palabras del pastor. Palabras que supuestamente deberían hacerte la situación más llevadera, pero que tan solo la volvían más realista.

Mucho más.

Y esa realidad me golpea duramente en el pecho, dejándome sin respiración, cuando veo a Daryl pasarle la pala a Sasha.

Los ojos perdidos de la chica, llenos de incredulidad, me hacen removerme en mi sitio, como si quisiera comprobar que realmente tengo los pies en el suelo, porque he dejado de entender las cosas con claridad.

Pero esto es lo que mis ojos ven.

Esto es real.

Beth a muerto.

Y ahora Tyresse también.

Todo había pasado cuando parte del grupo se fue a comprobar que lo que decía Noah, amigo de Beth en ese hospital y ahora integrante del grupo, sobre la seguridad de la urbanización donde vivía la familia del chico era cierto.

Según dicen, todo sucedió de un momento a otro.

No culpo a Noah, Dios sabe que no lo hago, él es un buen tío, en absoluto es responsable de lo ocurrido.

Sobre todo, porque tuvo que acabar con uno de sus hermanos pequeños, el que mordió a Tyresse.

Todos sabemos que esto podría pasar.

Todos nos arriesgamos cuando nos embarcamos en alguna misión.

Lo sabemos.

Pero no somos conscientes.

Porque creemos que no va a pasar.

Hasta que pasa.

Las fuertes pisadas de Rick en la hierba, caminando con decisión hacia el pequeño montículo de tierra frente a la tumba de Tyresse, hacen que deje a un lado mis pensamientos, aterrizando de nuevo al silencioso prado en el que estamos.