Capítulo 3. Viviendo entre caminantes.

4.7K 506 127
                                    


Casi un año.

Casi un año viviendo entre caminantes. Si, les había puesto nombre. Bueno, yo no, es lo que oí entre interferencias en una radio de policía hace unos meses.

"¡Socorro! ... ¿¡Me oye alguien!? ... ¡Todo está lleno de caminantes!"

Y no se escuchó más. Y así les llamé.

Casi un año vivo, desde que me mordieron. La que hace meses fue una herida profunda, ahora ha dejado lugar a una cicatriz muy visible.

Así que tengo más que asumido que soy inmune a lo que quiera que haya pasado en el mundo.

Los caminantes me ignoran, soy como uno de ellos. De hecho, soy como ellos, camino arrastrando los pies. Lo único que me diferencia es que yo hablo, aunque sea sólo, que estoy vivo y que la herida está curada.

De todas formas sigo llevándola cubierta, se ve de lejos que es una mordedura, y si me encuentro a alguien no quiero que me mate por ello.

Si es que encuentro a alguien, porque estoy sólo.

Casi un año sólo.

No he visto señales de vida humana. Y empiezo a desesperarme. La verdad es que me siento orgulloso de mi, he tardado casi un año en desquiciarme.

Me estaba volviendo completamente loco.

Me negaba a perder la esperanza. Era imposible que no quedará gente viva. He visto marcas recientes de coches en la carretera. He visto huellas de fuertes pisadas en el bosque. Pero siempre que lo sigo, termino perdiendo el rastro, y cada vez la posibilidad de encontrar personas, se va haciendo más remota.

Puede que deba asumir que no encontraré a nadie. Es cada vez más lógico pensarlo. Todo a mi alrededor está infestado de esos seres. Hay en las casas, en los caminos, en las carreteras, en los pueblos. He llegado a encontrar una granja con una enorme horda deambulando por sus tierras, entraban y salían de la casa y de un granero quemado. Están por todas partes.

No sé cuanto tiempo hace de eso.

Sé que ha pasado casi un año porque el clima está cambiando. El frío se acerca, otra vez, y no sé si sobreviviré a otro invierno sin refugio. Seguía con la misma ropa que tenía cuando todo empezó. He buscado más, pero no hay nada en cada casa que me he encontrado, es como si todo ya haya sido saqueado. Lo único que he conseguido ha sido un cuchillo, que ahora llevo en mi cinturón.

Lo que me sigue haciendo pensar que ha de haber gente, sólo que aún no los he encontrado.

Me estaba volviendo loco y bipolar.

Detengo mi camino y me siento a un lado de la carretera para descansar un poco. Camino mucho y descanso poco, pero estos días descanso más de lo habitual. Que no haya comido nada en los tres últimos días puede que tenga algo que ver.

Dejo la mochila en el suelo y cuando estoy a punto de desabrochar mis katanas aparecen un par caminantes que iban deambulando por el bosque, como si algo les hubiera llamado la atención. Suspiro. Dejo pasar al primero y voy hacia el que está más lejos mientras saco una de las katanas. No suelo hacerlo, ya que en mi caso no es necesario que los mate puesto que no me hacen nada, pero estoy muy cansado de que sean lo único "vivo" que veo.

Salto y le corto la cabeza en el acto. Caigo tambaleándome un poco. No debería haberlo hecho, a penas me quedan energías como para gastarlas tontamente.

Me incorporo y camino hacia la mochila. Busco al otro muerto que había dejado pasar pero no sé dónde está.

"Qué raro"

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now