Capítulo 20. Promesas que no se cumplieron. Confesiones que sí.

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Extra

- ¿¡Cómo que no está!? – rujo en dirección a Michonne, mientras veo como la mujer desvía la mirada, apenada.

Un nudo se instala en mi garganta con claras intenciones de no abandonarme en ningún momento.

Tan fuerte que duele.

Tan fuerte que asfixia.

Áyax se ha ido, y esa es la realidad.

Por tercera vez, vuelvo a perderle.

Justo lo que me prometí que jamás volvería a hacer.

He vuelto a romper esa promesa.

Por tercera vez.

- Daryl, basta. Tranquilízate. – musita Rick entre dientes a tan solo unos centímetros de mi cara.

- ¿¡Qué me tranquilice!? – repito con incredulidad mirándole a los ojos. El nudo se hace más fuerte. - Acabáis de decirme que mi hermano se ha largado con la mitad del grupo, sin tan siquiera pensar que podría opinar yo de esto... Qué anda por ahí perdido con cuatro personas a las que tampoco conocemos del todo... ¡Por una loca idea que ni si quiera sabemos si es cierta! ¿¡De verdad pretendes que mantenga la calma!? ¡Y una mierda! – alzo el volumen de mi voz a cada frase que digo, con la ironía tiñendo cada palabra.

El expolicía pinza el puente de su nariz para después emitir un leve suspiro.

- Sé que estás enfadado. – admite volviendo su mirada a mi. – Pero eso no cambia el hecho de que Áyax se haya ido.

No, no lo cambiaba, pero sustituía ligeramente la creciente ansiedad que comenzaba a invadirme por momentos.

Mi cabeza no era capaz de concebir la loca idea de que mi hermano estuviera lejos de mi.

Está lejos de mí.

Lo está.

- Lo habría cambiado que alguno de vosotros se hubiera opuesto a esa decisión. – contraataco.

Y no me siento muy orgulloso de hacerlo.

- No hay que buscar culpables. El chico sabe tomar sus propias decisiones, y esta ha sido una de ellas. – me reprocha el padre de Carl. Y con razón. Pero era tan solo un desesperado intento por darle alguna solución a la locura que habría pasado por la cabeza de Áyax para decidir largarse sin mi.

Y al dolor que eso me está provocando.

- ¡Es solo un niño! – exclamo mirando a ambos.

- Ya no, Daryl. – responde Michonne con contundencia, cruzándose de brazos. – Te empeñas en que así sea, pero la verdad es la que tienes en frente. Ya no es un niño. – dice recalcando cada palabra.

Y en el fondo, lo sé.

Muy en el fondo.

Suspiro.

- Lo sé... Solo... - murmullo mientras aprieto con fuerza la cinta de mi ballesta sobre mi hombro. Mis ojos tiemblan.

- Solo... No quieres admitirlo. – añade la mujer, con una tenue sonrisa.

No.

No quiero.

No puedo.

- En mi cabeza... Para mi... Siempre lo será. – admito al fin, con la imagen grabada a fuego en mi mente, de un pequeño Áyax de no más de cuatro años, asustado, bajo la cama junto a mi, abrazándome como si le fuera la vida en ello. Solo porque fuera se oye una gran tormenta.

The Walking Dead: Nuevo MundoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang