Capítulo 18. Rick es un hombre de palabra.

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- Eh. – dice mi hermano dándome un leve toque en la suela de mi bota con su pie. – Salgamos a dar una vuelta.

La seriedad en su rostro me atiza de lleno, no sé qué le ocurre, pero no puede ser algo bueno. Me levanto del suelo, dejando a un extrañado Carl a nuestra espalda, observando cómo nos alejamos de la iglesia hasta salir de ella, bajo la atenta y distraída mirada de todos. Una vez fuera, la fría brisa nos recibe, haciendo que me estremezca ligeramente, aunque no sé si se debe al frío, o al hecho de que Daryl no ha abierto la boca.

Y sin poder evitarlo, la tensión en la que me tiene la ignorancia de esta situación me hace hablar, soltando cada palabra como si en la respuesta a estas yo recibiera un poco de oxígeno para seguir aquí.

- ¿Quieres hablar de una vez? – pregunto en un siseo, viendo como sus ojos me esquivan, mirando a su alrededor.

- No encuentro a Carol. – responde secamente, como si decir eso le proporcionara algún tipo de dolor.

Me tenso al oír sus palabras. Sus ojos se clavan en los míos.

Ambos sabemos lo que la mujer ha podido hacer.

- Busquémosla. – digo de manera evidente. – No perdamos más tiempo. – añado poniendo una mano en su hombro.

- Creo que sé dónde puede estar. – dice antes de morderse el labio inferior, asintiendo. Empezamos a andar adentrándonos en la espesura del bosque, con la luna rompiendo la tenue oscuridad que tiñe el ambiente.

Mentiría si dijera que no temo que la mujer haya decidido dejarnos.

- ¿Crees que se ha ido? – inquiero mirándole, simulando tener la entereza que jamás he tenido realmente ante el temor al abandono.

- Puede ser. – murmura. – No estoy seguro. Nunca sé que pasa por su cabeza. – dice un tanto abatido por la situación.

Niego con la cabeza, e inconscientemente, muerdo mis labios imitando su gesto.

- No sé por qué ese afán por irse. – confieso con la vista perdida en el camino. – No se abandona a la familia. – susurro para mi mismo.

Oigo como Daryl bufa ante mis palabras.

- No sé si eres el más indicado para hablar de eso. – dice mientras mira para otro lado.

Mi corazón se estruja ante su acusación.

Y como un destello en mi mente, aparece el recuerdo del jodido momento en el que él me abandona en la puerta del orfanato.

Aprieto mi mandíbula hasta sentir que puede romperse de un segundo a otro.

Entonces clavo mis pupilas en su nuca.

- ¿Vas en serio? – pregunto entre dientes, convirtiendo mi mano derecha en un puño, en un desesperado intento por mantener controlada la ira que empieza a invadirme.

- Si la familia no se abandona, no te vayas. – sentencia secamente, fulminándome con la mirada. Esas miradas dolían si venían de él.

- Rick ha dicho que iremos todos, y así será. – respondo con hartazgo. Él emite un bufido similar a una risa irónica. – Además no sé si tú deberías darme lecciones sobre no abandonar a la familia. – sentencio dedicándole un último vistazo. Daryl se queda totalmente estático ante mis palabras. No se las esperaba.

Ni si quiera yo me las esperaba.

Acelero mis pasos intentando alejarme unos metros de él.

No podía creerme que siguiera acusándome de querer dejar el grupo. Como si yo me alegrara por ello. Como si fuera una decisión agradable.

The Walking Dead: Nuevo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora