Capítulo 2. Inmune.

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No me lo creo.

Examino mi brazo, comprobando si esto es real. Con la manga de mi sudadera limpio la sangre de mi antebrazo, pero aun así no consigo ver con claridad la herida.

No lo entiendo.

Me pongo de pie para ver si es seguro bajar de aquí. No parece haber ni rastro de esos seres. Por un segundo recuerdo a Hannah, y mi vista se dirige hacia el césped. En lugar de la mitad de su cuerpo, encuentro un rastro de sangre y tripas.

"¿Qué narices...?"

Salto hacia el tejado inferior que tengo a mi izquierda, una vez ahí me cuelgo de la parte que sobresale, apoyando mis pies en el borde de una ventana.

Cagada.

Una de esas cosas rompe el cristal intentando alcanzarme, empujándome al instante, lo que da como resultado que caiga de espaldas al césped. La altura no es mucha, pero la suficiente para que el impacto sea bastante doloroso.

- ¡JODER! – exclamo en el suelo. Toso unas cuantas veces mientras me retuerzo hacia el lado derecho. Caer sobre dos katanas en tu espalda no siempre es una buena idea. Me incorporo como puedo, recordando que puedo ser atacado en cualquier momento. Camino lentamente, un poco encorvado por el golpe, y observo el lugar. Sorprendentemente, después de lo de ayer parece tranquilo.

Destruido, pero tranquilo.

Decido seguir el rastro de sangre que sale des de donde estaba el cuerpo de mi amiga. O por lo menos la mitad de este. Sigo a paso lento, con precaución vigilando mis espaldas. El rastro sigue por el lado izquierdo de la calle. Alcanzo a ver algo en el suelo a unos metros de mi.

Mi estómago se revuelve.

La parte superior del cuerpo de Hannah se encuentra tendida en mitad del césped. Me acerco despacio con precaución hasta llegar a su altura. Alguien le ha descerrajado un tiro en la cabeza. Aparto la mirada y cierro los ojos, evitando que las lágrimas vuelvan a caer.

No. No voy a volver a llorar.

Por lo menos esa persona ha hecho que mi amiga descanse en paz. Lo bueno de esto, es que sé que hay supervivientes.

Dirijo mi vista hacia la rubia.

- No sabes... No sabes cuanto siento que te haya pasado esto. No merecías acabar así... - cojo aire para evitar más lágrimas. – Gracias por creer en mi. Gracias por todo Hannah. Sobreviviré, te lo prometo. – sentencio. De nuevo, cojo aire para seguir mi camino.

No sé de dónde vengo ni hacia donde voy, pero ahora mismo, eso me importa una mierda.

Camino calle abajo, he recorrido ya unas manzanas, y este barrio empieza a serme conocido. Siempre que escapaba del orfanato iba en esta dirección, pero nunca había llegado hasta tan lejos. A lo lejos escucho un conjunto de pasos arrastrarse.

Mierda.

Efectivamente, un grupo de esas cosas camina hacia mi. No sé cuántos son, pero veo que son pocos, así que me dispongo a darme la vuelta.

Y una vez más... Mierda.

Tras de mi hay otro grupo que camina en mi misma dirección. Con la herida en mi brazo, sé que es cuestión de horas que vaya a morir, pero me niego a que sea devorado por una horda de caníbales, así que cierro los ojos y corro hacia el primer grupo intentando esquivarlos.

Para mi sorpresa, estos no me hacen ni caso. Freno mi carrera en seco y veo como caminan pasando por mi lado, sin inmutarse.

- ¿Qué significa esto? – digo con asombro. Es como si yo no existiera para ellos.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now