Capítulo 26. Inefable.

7.5K 335 605
                                    

El espeso humo inunda mis pulmones.

Acompañado de un leve mareo que golpea mi cabeza haciéndome perder ligeramente el centro de mi equilibrio.

Y en cuestión de segundos, un sentimiento que describo como felicidad, me recorre, entumeciendo mis músculos a su paso.

Río.

Y eso conlleva que una ligera tos sacuda mi garganta.

Llevaba días sin fumar esta mierda.

Vale, no me juzguéis.

No tenéis ni idea de la cantidad de basura que he estado tragando, y esto, es lo único que me ayudaba a tolerarlo.

Lo sé, es una excusa barata, pero a mí me basta.

Dejo que mi cuerpo se relaje en el marco de la ventana en la que estoy sentado en mi habitación.

Y cierro los ojos durante unos segundos.

Embriagándome de todas y cada una de las sensaciones que habían aumentado a mi alrededor.

Dejándome llevar por todas ellas.

Un ligero y reconfortante calor me recorre.

Y siento el peso de mis párpados hacerse presente.

Mi cabeza va a mil por hora de un segundo a otro.

Como si pudiera resolver cualquier problema que se me pusiera por delante.

Una sonrisa se instala en mis labios sin intención de abandonarme, y le confieso mi agradecimiento por ello.

Empiezo a ser consciente de todas y cada una de las partes de mi cuerpo.

De mis pulmones cargados.

De la tensión sobre mis hombros y el punzante dolor bajo mi nuca.

De la pesadez de mis piernas.

Y de la extraña tranquilidad que todo ello me provoca.

Porque apenas consigo que me importe.

Porque no lo hace.

Y sé que no es un pensamiento voluntario.

Sino más bien una consecuencia.

Pero no tenéis ni idea de cuanto había añorado este sentimiento, si es que alguna vez había terminado por conocerlo de verdad.

Esta era la sensación que había estado buscando toda mi vida.

Felicidad.

Eso era.

Intangible.

Falsa.

Creada.

Invisible.

Pero tan cálida y sanadora como la caricia de los rayos de sol una tarde de verano.

Era como sentir cerrándose de verdad todas y cada una de las metafóricas heridas de mi alma.

Aunque fuera tan solo hasta que el efecto pasara.

Pero de nuevo, no me importa.

Así que, tras mucho tiempo bebiendo de la tristeza, decido saborear lo que es la felicidad.

Sintiéndola.

Por primera vez en mucho tiempo.

Pero esta dicha queda sustituida por la tensión apoderándose de mi cuerpo cuando oigo unos golpes llamando a mi puerta.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now