Capítulo 28. Negan.

3.7K 241 571
                                    

- "¿Quién salvará a Los Salvadores?"

La forma en la que cita mi frase, con su profunda voz bañada en un cínico tono, eriza el vello de mi nuca.

Su perfecta sonrisa no se esfuma a pesar de recibir el silencio como respuesta.

El gran hombre chasquea la lengua y suspira.

- Ah, capullos... - dice caminando con lentitud frente a nuestros ojos. El vaho que sale de su boca por la frialdad de la noche queda iluminado por la cálida luz de los faros de coche que alumbran su figura. Una gota de ardiente sudor cae por mi frente mientras que mis pupilas no se despegan del bate apoyado en su hombro derecho. – Alguno de vosotros me dejó ese bonito mensaje. Y, antes o después, pienso descubrir quién.

Carl, a mi izquierda, me dedica una fugaz mirada de reojo.

Trago saliva para aplacar la sequedad de mi garganta.

- He de decir qué... Hay que tener un buen par de pelotas bien puestas para hacerle eso a mis hombres, lo reconozco. – admite haciendo rodar el bate por la palma de su mano. La izquierda se posa sobre su pecho. – Reconozco que estoy jodidamente impresionado. Nunca nadie me había hecho algo así, y sorprenderme no es algo sencillo, así que me quito el sombrero ante quién lo haya hecho... - añade inclinándose, haciendo una reverencia mientras finge quitarse un imaginario sombrero. – Porque repito que voy a averiguar quién ha sido. – sentencia alzando la mirada, posando sus ojos en cada uno de nosotros.

Su sonrisa era perturbadoramente inquietante.

Parecía que se lo estaba pasando en grande.

- Pero no es exactamente eso lo que me trae aquí. – dice volviendo a colocar el objeto de mis futuras pesadillas delicadamente sobre su hombro. – No es el hecho de que os hayáis cargado a muchos de mis hombres, estoy dispuesto a perdonaros eso... Solo por una única cosa. – el silencio tras sus palabras queda roto por nuestras respiraciones y algún que otro castañeo de dientes, pues la noche parecía haberse vuelto más fría de lo normal.

Incluso para mi sofocante fiebre.

- Ha llegado a mis oídos que tenéis algo muy chulo que quiero que sea mío... - sentencia enfatizando las palabras "muy chulo", inclinando ligeramente su espalda hacia atrás. – Alguien más bien. – aclara poniendo los ojos en blanco en lo que pare él es una divertida mueca, pero que a mi me provoca un temblor que empieza a invadir mi cuerpo de pies a cabeza. - ¿Una persona a la que las mordeduras de esas mierdas no le afectan? Joder, eso mola mucho. 

Mierda.

Mi mandíbula se tensa de forma involuntaria.

- ¿Nada? ¿Nadie tiene nada qué decir? – inquiere abriendo sus brazos. – Vamos, estoy siendo muy benevolente. Estoy dispuesto a olvidar la muerte de muchos de mis hombres solo por uno de vosotros. Esto me va a costar que parte de mi imagen se vaya a la mierda, y me costó un huevo llegar donde estoy. – añade intentándonos hacer comprender que nos está haciendo un favor. - Voy a permitir que un puñado de gilipollas se libren de que les esparza los putos sesos por el puto suelo.

Hasta para mi, eso era abusar del mal vocabulario.

- Mirad la oportunidad que tenéis frente vuestras jodidas narices. Os aconsejo que no la dejéis escapar.

De nuevo, el silencio inunda el bosque.

De hecho, parecía que el mundo hubiera dejado de girar durante unas horas para que cada segundo de este momento, quedara grabado a fuego en nuestras mentes.

Porque era más que evidente, que sus palabras eran mentira.

Alguien que invierte tanto esfuerzo en cazarnos, no iba a dejarnos escapar así como así.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now