Capítulo 24. Eres quién eres.

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- ¡NOAH! – es lo primero que la sequedad de mi garganta me permite rugir cuando abro los ojos.

La sangre arde en mis venas.

Las lágrimas escuecen en mis mejillas.

El aire en mis pulmones es fuego.

Y cada latido de mi corazón me convierte en hielo.

Una agónica sensación me invade, al sentirme prácticamente inmovilizado.

- ¡Eh, Áyax! ¡Tranquilo! – oigo decir a Daryl a mi lado, sentándose en la cama en la que ni siquiera me había percatado que estaba. Bajo la atenta mirada de Carl, quien se incorpora en el sofá donde parecía haber dormido. - ¡Ha despertado! – grita hacia la puerta de la habitación, la cual tarda una milésima de segundo en ser abierta, dejándome ver a varias personas entrar a través de ella a toda prisa.

- Has de volver a tumbarte. – dice Dennisse poniendo una mano sobre mi hombro derecho, volviéndome a estirar en la mullida cama, mientras que Daryl acomoda un par de cojines en mi espalda, dejándome ligeramente sentado. – Habías perdido mucha sangre. – añade con una sonrisa, analizándome como si sus ojos no pudieran creer lo que estos presenciaban.

- ¿Cómo estás, chaval? – pregunta Abraham a los pies de la cama, mirándome con una ladeada sonrisa.

- ¿Cómo estoy...? – inquiero un tanto perdido, una presión se instala en mis sienes, provocándome un severo dolor de cabeza.

- Nos has dado un gran susto. – aclara Michonne. Mis ojos vuelan hacia ella.

- ¿Susto?

- Y que lo digas. Pensábamos que habías muerto. – corrobora Merle a su lado. Entonces le miro a él. Mi estómago se revuelve, ganándome con ello unas intensas ganas de vomitar.

- ¿Cómo que muerto? – susurro al tragar saliva.

- Has pasado dos días inconsciente, era para pensarlo. – añade Daryl a mi lado.

- ¿Dos días...?

- ¿Cómo pasó Áyax? – dice Carl mirándome con angustia. - ¿Por qué recibiste tres disparos?

Un mareo me golpea, haciéndome sentir inestable en la cama.

- Tres... - tartamudeo con la mirada perdida. – Tres disparos.

Tres disparos.

Noah.

Sangre.

Noah.

Caminantes.

Noah.

Cadera.

Noah.

Costillas.

Noah.

Hombro.

Doy un respingo cuando Rick pone una mano en mi brazo derecho.

- Chicos... Le estamos agobiando. – dice el hombre mirándome.

Mi respiración se vuelve errática.

Y la habitación comienza a dar vueltas a mi alrededor por voluntad propia.

- ¿Cómo te sientes, Áyax? – pregunta Denisse antes de revisar un gotero que parece estar conectado a mi.

Mis labios tiemblan.

- No... No lo sé. – musito con una mueca que intenta simular una sonrisa.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now