Capítulo 14. Este y mil apocalipsis más.

5.1K 397 330
                                    


Deslizo mi espalda por la carrocería del lateral izquierdo del coche, hasta sentarme completamente sobre el asfalto de la carretera.

Mis músculos gimen adoloridos por la presión que se ejerce sobre ellos, rogando que la tensión acumulada escape de cada una de sus fibras.

Mi columna vertebral queda totalmente entumecida cuando un pequeño escalofrío me recorre desde la nuca hasta la parte baja de mi espalda.

La gravedad parece haber cambiado para mi, haciendo que todo mi cuerpo pese el doble a cada segundo que pasa.

Ha cambiado para mi y para Rick, quien se encuentra sentado junto a mi hermano en el lateral opuesto del coche.

Con movimientos lentos y torpes, flexiono mis rodillas hasta apoyar mis codos en ellas.

No siento nada.

No pienso nada.

Jugar con una pequeña ramita seca entre mis dedos es lo único que el shock me permite hacer.

Hasta que los trozos de esta se deslizan de mis manos hasta caer al suelo.

Porque estoy temblando.

Abro mis ojos, sin tan siquiera darme cuenta de que hasta ahora los había mantenido cerrados.

Y un mareo me atiza cuando lo hago.

Intento centrar mi mirada en algo de lo que me rodea, pero todo empeora cuando mis ojos se topan con mis katanas en mitad de la carretera, seguidas de un reguero de sangre, que termina en una mezcla de tripas y las dos mitades de un cuerpo humano.

Retiro lo dicho, sí que puedo sentir algo.

Una asfixia casi agónica se instala en mi pecho, haciendo acto de presencia acompañada de la más absoluta culpabilidad ante tal tétrica imagen.

Porque eso lo he hecho yo.

"Eres un monstruo."

Como un eco en mi oído, las palabras que mi mejor amiga Hannah me dedico antes de morir resuenan en mi cabeza, haciéndome desear que esta estalle y no quede nada de ella. Penetrando hasta la más mínima parte de mi. Cala en lo más profundo, en mis huesos, en mis músculos, en cada centímetro de mi piel.

En lo que me compone.

En lo que me hace ser quién soy.

Un monstruo.

- Hannah... - sollozo su nombre con el poco aire que me queda en los pulmones, mientras apoyo mi frente en la palma de mi mano derecha.

- ¿Áyax...? – oigo como pregunta mi hermano en mi dirección. El sonido de la suela de sus botas contra el asfalto me hace saber que se dirige hacia mi, y antes de que pueda parpadear, su imagen aparece en mi campo de visión.

Descanso mi cabeza contra el coche, lo que hace que la herida nuevamente abierta en esa zona, replique adolorida por el aguijoneo que eso le causa.

- No he dicho nada. – respondo con la voz más ronca de lo que me atrevo a admitir.

Daryl asiente y aprieta sus labios hasta convertirlos en una fina línea, emitiendo un suave "Mmm" en señal de afirmación, haciéndome saber que no me cree porque me ha oído perfectamente, pero que respeta el hecho de que yo no quiera hablar de ello.

- Toma. – dice extendiendo una botella de agua hacia mi.

- No tengo sed. – murmullo.

- No es para que bebas. – dice él, sorprendiéndome con sus palabras, haciendo que le mire. – Como le he dicho a Rick hace unos minutos, aunque tú no te veas, ellos te ven. – sentencia. Y es cuando soy consciente del deplorable y terrorífico aspecto que debo tener, hecho que se confirma cuando bajo la mirada hacia mi camiseta negra, viendo como está empapada en sangre que empieza a secarse, mientras que la sudadera abierta, muestra unas cuantas gotas a causa de haber sido salpicada. Pero mi corazón se acelera al oír su mención hacia Michonne y Carl.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now