Capitulo 10: ¡¿Tu y yo?! ¿¡Vecinos?!

751 46 52
                                    

¡¿TU Y YO?! ¿¡VECINOS!?

Irina.

Las puertas del puto ascensor se abren con dificultad cuando las manos de Aker ya están en mi mejillas a punto de besarme, una chica, la de la recepción, junto con un hombre que aparece vestido de conserje empujan las puertas. Ella repara nuestra presencia y posición cuando las puertas están totalmente abiertas.

El conserje nos mira incómodo y se retira sin más, pero ella frunce el ceño hacia Aker y luego hacia mí.

—¿Qué haces, Aker? —le pregunta ella con una molestia notoria en la voz y me mira con asco.

¿Se conocen?

Al parecer.

Él se separa por fin de mí y siento que puedo respirar de nuevo volviendo a mis cinco sentidos, se pasa la mano por el cabello y la mira con desinterés.

—¿Qué hago de qué? —dice tajante.

—¿Qué haces con... esa perra? —dice y me incorporo elevando una ceja.

—¿Disculpa? —increpó con el ceño fruncido—No soy ninguna "esa". Tengo un nombre, uno muy poderoso y si no quieres perder tu patético empleo te recomiendo que empieces a respetarme a mí y las personas que vivirán conmigo. No sé de dónde sacan a los trabajadores de hoy en día—siseo con los dientes apretados—no sé cuál sea el rollo de ustedes, pero a mí me dejan fuera. Y si nena, puedo ser muy perra si quiero.

Pasó por el lado de Aker y juró haber visto una sonrisa en él, pero no le prestó atención, la chica me fulmina con la mirada, pero la ignoro saliendo de allí hacia la puerta principal.

Salgo y veo la 4x4 de Isaac me acerco y me pongo de puntitas para alcanzar una de las cajas más pequeñas.

Dejé que las cosas se calentaran de nuevo sin poder evitarlo, pierdo los estribos cuando está cerca, mi cuerpo reacciona solo y me maldigo por ello.

Dije que no iba a permitir que las cosas avanzaran, pero mi autocontrol se va de vacaciones cuando estamos en un mismo lugar, su presencia intimidante y socarrona hace a mi cuerpo vibrar y maldigo la hora en la que lo vine a conocer.

Lo siento detrás de mi cuando mi cuerpo nota su presencia antes que yo misma.

Se acerca y toma la caja que estoy intentando alcanzar y me la tiende lo miro mal y la tomo con más fuerza de la necesaria, no sé porque de pronto me siento tan molesta.

Toma dos cajas más y antes de que se gire para entrar lo detengo.

—¿Por qué te conocía? ¿Tus ligues viven aquí? —pregunto con burla y de inmediato me arrepiento de haberlo hecho cuando me da una sonrisa egocéntrica.

—Ah, ¿no sabías? —pregunta con fingida inocencia.

—Habla, Alemán imbécil—siseo.

Ríe y debo admitir que sonríe bonito.

Dios mío, perdóname.

—Terminemos de subir estas cajas, vecina.

No me da tiempo a refutar cuando ya mi boca está por el piso.

¿¡VECINA!?

—¿¡Vives aquí!?—le grito, pero ya está entrando por las puertas dobles y me ignora.

Maldito Alemán.

No lo puedo creer, me metí en todo el paladar del lobo. No sabía que él vivía aquí Isaac no me lo dijo, papá me compro un apartamento en el último piso donde sólo son dos depas ya que ocupan la mitad del tamaño. Mi ahora casa tiene cinco habitaciones, seis baños, cocina, sala y lavandería.

DOLOROSA CONEXIÓN [+18] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora